Tristeza, melancolía, dolor, llanto y hasta temor son algunas palabras que pueden venir a nuestra mente al pensar en los cementerios, sin embargo estos espacios están llenos de expresiones que describen la vida de cada una de los difuntos.
El Panteón Cimatario con una historia de más de ochenta años y con más de once mil fosas, cada una de ellas, de manera muy particular, nos hablan de las historias, los gustos y las preferencias de las personas que ahí descansan.
"De la cuna hasta el cajón…"
Azul y negro, el logo de los Gallos Blancos y el de la Resistencia Albiazul adornan la última morada de un hincha del equipo local. Y es que la pasión por los colores rebasa la cancha y llega hasta las lápidas del panteón Cimatario.
En medio del silencio y la sombra de los árboles resaltan los colores de los equipos más tradicionales del futbol mexicano: rojo, blanco, amarillo y azul, alusivos al Club América y a la Máquina Celeste. No pueden faltar las playeras y bufandas desgastadas por el tiempo.
“A mí no me interesa en qué cancha tú juegues, local o visitante yo te vengo a ver; ni la muerte nos va a separar, desde el cielo te voy a alentar” así este verso de un cántico deja de ser una metáfora y se convierte en una realidad.
“Lo que pasó en este mundo nomas el recuerdo queda, ya muerto voy a llevarme nomas un puño de tierra”
El lujo también se hace presente después de la muerte, y aunque el panteón Cimatario ya no divide sus fosas por costos, sobresalen grandes e imponentes construcciones, sobre todo en la primera sección; lo que habla del estatus social y económico del difunto. Uno de los mausoleos más importantes y antiguos es el perteneciente a la familia Camacho Guzmán, ahí estuvieron los restos del exgobernador Rafael Camacho Guzmán.
Hay una familia que tiene un espacio similar al interior de este cementerio, la construcción consta de un mausoleo y un pequeño atrio, en donde se realizan misas.
Otra de las tumbas que salta a la vista es la llamada “El velo de la novia” ahí descansan los restos de Laura Elena Salazar Guerra, una joven que murió en 1975, a la edad de 24 años, justo antes de casarse; por lo cual su novio decidió construirle una edificación de más de tres metros, en forma de pirámide. Actualmente, familiares de la difunta acuden constantemente a realizar limpieza del espacio.
El área infantil es una de las zonas más coloridas; en la mayoría de las lápidas se aprecian diversos objetos, que van desde globos, juguetes, peluches, lonas con caricaturas, sonajas y flores; hasta tumbas en forma de pequeñas casas de juguetes, que despiden a los más pequeños. Al interior del panteón también se pueden ver tumbas que en algún tiempo estuvieron llenas de color y “vida” sin embargo, con el paso del tiempo fueron olvidadas y hoy lucen desgastadas, con los epitafios borrosos y en algunos casos ya no hay diferencia entre el suelo y la fosa.