La tradición de pagar mandas en agradecimiento por las bendiciones recibidas es un compromiso que se tiene arraigado entre algunos habitantes de la comunidad de Cerro Gordo, quienes todos los años tratan de ir a visitar a la Virgen de los Dolores de Soriano.
Este año no fue la excepción, pues un grupo de aproximadamente 40 creyentes de este lugar se prepararon espiritual y físicamente para caminar largos trayectos y llegar a los pies de la imagen de Nuestra Señora de Los Dolores de Soriano, ubicada en el municipio de Colón.
Nemesio Ramírez Paz es uno de los fieles creyentes que todos los años participa y que aseguró, que el camino no es cansado cuando se va con verdadera fe, devoción y amor a ver a la Virgen, pues compartió que desde su infancia él fue arraigado a esta costumbre por sus padres (Ambrosio Ramírez Ramírez y Teresa Paz Morales), quienes le inculcaron la tradición y ahora bien, él replica eso mismo con sus tres hijos y su esposa.
“Yo desde que tengo uso de razón, siempre ha habido peregrinaciones hacía Soriano, de ahí pues mis papás me llevaban, cuando era niño yo iba con ellos y seguimos acudiendo, hace unos cuatro años, la persona que organizaba y era encargada aquí, me delegó la función, me entregó el estandarte y ahora yo soy el que me encargó de organizarla en Cerro Gordo, de invitar, ver quien quiere ir, de contratar el camión que nos recogerá allá, porque como nosotros somos de los primeros que vamos, no hay todavía transporte de allá para San Juan del Río, como se da ya el día viernes”.
El creyente refirió que el recorrido que no solo él realiza sino todos los demás peregrinos, se realiza por zonas cerriles para evitar algún tipo de incidente vial, por eso, su recorrido comienza en Cerro Gordo a las tres y media de la mañana del martes previo al Viernes de Dolores, caminan rumbo a Santa Rosa Xajay para llegar a San Nicolás, Tequisquiapan, posteriormente por transitar por La Trinidad y Santillan, en este ´último lugar llegando al mediodía para almorzar y descansar.
“De ahí comenzamos a caminar a Santa José de La Laja, pasando por Santa Rosa de Lima y por esa zona caminamos como si fuéramos a Ezequiel Montes, no nos vamos por la carretera por lo peligroso que es, pero de ahí caminamos por el monte hasta llegar a Ajuchitlán y ahí nos reciben alrededor de las seis de la tarde u ocho de la noche del mismo martes porque la gente ya va cansada y vemos si hacemos más descansos por eso llegamos entre esas horas”.
Comentó que los peregrinos pernoctan en ese lugar, toda vez que una de las tradiciones es que al día siguiente sean recibidos en la Basílica, acto que aseguró es consumado por un sacerdote para que puedan participar en una de las mismas que se programan desde temprana hora.
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“El grupo es como de 40 personas de diferente edades, este año fue una niña de dos años y desde ahí van más personas grandes hasta adultos mayores de unos 75 años de edad, esta es mi tradición que voy siguiendo y obviamente va uno creciendo y vamos pidiendo, yo siempre voy a darle gracias a la Virgen de los Dolores por tener otro día de vida más, además porque tengo bien a mi familia, tengo salud, ese es el motivo más grande de irle a dar gracias, nosotros siempre vamos una semana antes de la Semana Santa”.
Posterior a la visita, dijo que se regresan a la comunidad por lo que para ello contratan el servicio del transporte público, pues ya la mayoría después de haber cumplido con su acto de fe, dijo que regresan un poco agotados por las altas temperaturas, esencialmente.
De esta manera es como dijo que practica la fe y el fervor por la Virgen de los Dolores, por ello, previo al Viernes de Dolores busca iniciar con su caminar para dar gracias por todos los favores que ha recibido.