De forma sigilosa, con un colorido bastón, las pastoras se reúnen en grupo para pedir por las buenas cosechas y temporal de lluvias a través de su ancestral danza que conjunta el ciclo de la siembra en combinación con la religión católica, todas con bailan con fervor para que prevalezca la tradición.
Hilaria Miguel de Jesús, es una mujer que desde hace más tres décadas aprendió esto a lo que denomina un ritual de las mujeres, y comentó que actualmente ella es una asesora que enseña a las nuevas generaciones en los barrios de Yosphí, Xajay y San Ildefonso, pertenecientes al municipio de Amealco de Bonfil, donde se aloja gran parte de la población otomí.
Explicó que sus bastones y sombreros llevan varios listones, que representan el arcoíris que aparece después de una tarde nublada, sus bordados la naturaleza de la cual ellas obtienen el alimento, y llevan cascabeles en sus manos para guiar el paso en la danza y los cuadran al ritmo que les hablan a los animalitos del rebaño.
Lamentó que desafortunadamente cada vez son menos las mujeres que se integran a bailar está danza, por lo cual ella ha invitado a las niñas a que se sumen y aprendan, y que de esta manera no se extingan estas tradiciones, que dijo caracterizan a la cultura otomí y mazahua.
Dijo que otra de las alternativas que hayan tomado para que prevalezca es ir a algunos eventos culturales y sociales para lo cual la pueden buscar en su número 448 102 25 13.
"Cualquier persona que quiera invitarme y que guste que yo presente la danza puede preguntarme, a nosotros nos interesa que nuestra cultura siga dejando huella”, enfatizó.