En estos días se están llevando a cabo una serie de actos que buscan garantizar que en la instrumentación de la reforma judicial aprobada en el sexenio pasado existan las condiciones de equidad que tanto han preocupado a un sector de la población.
Entre estos actos destacan principalmente dos, el proceso de insaculación llevado a cabo el sábado 12 de octubre para determinar a las plazas de la judicatura federal que irán a las urnas en 2025 y la aprobación del paquete de leyes secundarias que permitirán instrumentar la reforma judicial del 15 de septiembre pasado (resalta el uso simbólico de ambas fechas).
En ambos procesos se siguen enfrentando las dos fuerzas que evidencian una clara tensión social, por un lado el bloque oficialista claramente mayoritario, instrumentando la reforma judicial de forma tal que cumpla con el mandato constitucional y garantice la firmeza de la misma y, debo decirlo, poniendo en ello un notable esfuerzo ante lo complicado del escenario y, del otro, aquellos segmentos de la sociedad en contra de esta decisión política que han buscado impugnar la reforma desde el ángulo procedimental y en breve previsiblemente desde el legal, es decir, desde el punto de vista del procedimiento el bloque contrario a la reforma busca invalidar una o más de las etapas formales del proceso a través del cual la misma se aprobó, mediante diversos amparos que han llegado a la Suprema Corte para que esta resuelva en consultas sobre la posibilidad de conocer los mismos, lo que es un enfoque creativo que probablemente no debería llegar a nada y el segundo, la aproximación legal, esto es, la impugnación a fondo que se hará de las modificaciones a las leyes secundarias que pretenden detallar la reforma judicial, camino que me parece tiene más visos de dar resultados que el primero de los mencionados al cual honestamente no se le ve por donde pueda proceder con el marco normativo actual.
Tiempos que nos llaman a estar atentos a estas importantes discusiones que nos impactarán a todos, solo el tiempo dirá si para bien o para mal.
*Profesor de la Escuela de Ciencias Sociales y Gobierno del Tec Campus Querétaro