Vestida de negro, de novia, de ángel o de colores, es la misma, “La Santita”; el culto a “La Santa Muerte” es una costumbre cada vez más arraigada en Querétaro, ya que miles de personas son devotas a ella y de Dios, como pudo comprobarse en el santuario ubicado en Pedro Escobedo este 31 de octubre.
“Primero que nada creemos en Dios, la muerte viene por mandato de Dios, y ella es como un ángel que nos protege”, narra un devoto.
Esta devoción es inculcada en muchos casos desde los abuelos, y ahora las personas la transmiten a sus hijos y nietos, quienes le piden principalmente su protección, salud, trabajo y dinero, pero dicen que tampoco se puede negar que hay quienes la utilizan para “cosas malas” como brujerías y magia negra, para hacerle daño a alguien, “ella no hace distinciones y recibe a todos”.
El santuario de “La Santa Muerte” está ubicado en Pedro Escobedo, a unos 30 kilómetros de la capital queretana, y recibe la noche del 31 de octubre a miles de personas que vienen de distintas partes del estado y entidades vecinas.
Muchos de los devotos caminan alrededor de siete horas en peregrinación cargando sus imágenes de bulto o cuadros de la “santita”; desde el Estadio Corregidora hasta el santuario para llegar a las 12:00 de la noche.
Durante el camino por la carretera 57 se observan carros adornados con grandes imágenes de la muerte encima, luces de colores, globos y música; el buen ánimo de las personas que van caminando por la orilla de la carretera es evidente desde lejos, a pesar del intenso frío. Las personas acuden con una gran devoción, muchos mencionaron que no fueron por un “favor”, sino por agradecimiento, y porque nunca los ha dejado solos.
Aproximadamente un kilómetro de camino de terracería se tiene que recorrer ya a pie para llegar hasta la entrada del santuario, camino que por las lluvias se encuentra lodoso y con baches, en el que se pueden ver a los peregrinos llegar con sus imágenes, muchos caminando descalzos, de rodillas o gateando hasta llegar al santuario: son “promesas” o “mandas” a cambio de favores recibidos, algunas personas los acompañan y de alguna manera los ayudan, ya sea poniendo cobijas o cartones frente a ellos, o simplemente dando ánimos, para hacer menos pesado y doloroso ese camino.
Llegando al lugar, ya alrededor de las 12:00 am, se pueden ver cientos de imágenes de “La Santa muerte” de todos los tamaños, con vestidos hechos a la medida, pero la que más se puede ver es la de “las siete potencias” con su túnica de siete colores, la que aseguran es “contra todo”, el blanco para la protección, el rojo para el amor, el dorado para el dinero, y el negro que muchas veces lo utilizan para la “hechicería”.
Después de hacer una larga fila para poder entrar al santuario, con decenas de imágenes de todos los colores, vestimentas y materiales, entre humo de inciensos, de cigarros y veladoras, los devotos caminan hasta una de las tantas imágenes se postran ante ella y le ofrecen una manzana, un cigarro o un trago de tequila.
“Ella no nos pide nada, es lo que nosotros le podemos dar” mencionan los devotos de “La Santa Muerte”, una devoción a la que aseguran no cualquiera se puede unir. “Ella te escoge, en un sueño, o con alguien que te regale una imagen, no es solo de ir y comprar una imagen”, aseguran algunos devotos de la imagen, de la que afirman es “lo único que tenemos seguro en esta vida”.