Francisco Ángeles Patricio, artesano de pulseras de Barrio III en Santiago Mexquititlán, Amealco de Bonfil, es un padre de familia el cual pasa el tiempo elaborando sus creaciones para salir adelante con su esposa y cuatro hijos, para venderlas debe trasladarse a diferentes municipios haciendo frente al reto que le implica no poder ver al 100 por ciento.
Relató que la falta de oportunidades lo llevaron a que hace siete años tras comprar una pulsera tejida con hilo negro y fluorescente con su nombre, la empezó a deshacer para rehacerla nuevamente y poder generar su propio modelo, de ahí se concentró en comprar material para seguir elaborando.
Fue así como solo aprendió la técnica, pero tres años más tarde empezó a sentir complicaciones en sus ojos, sobre todo en el derecho, ya que se le difuminaba la visión en contraste con dos círculos rojos, aunque no le tomó importancia las primeras veces.
“No le tomé mucha importancia hasta que un día me decidí en ir al médico y me dijo que me quedaría sin ver del ojo derecho porque tal vez me entró jabón o cloro, pero yo no recuerdo que eso haya pasado. Tengo que usar lentes para no forzar el ojo izquierdo”.
Ante este panorama y con una serie de gastos, el señor lo que hizo fue hacer más modelos de pulseras para seguir vendiendo, tal es el caso de las de San Benito y para mal de ojo, hizo un panel para colocar sus creaciones y salir a nuevos horizontes para ofrecer su material.
Expresó que poco a poco su esposa también ha buscado la manera de apoyarlo en tejer las pulseras, aunque no lo puede acompañar a trabajar porque sus hijos aún son menores, así que cuando sale a vender pasa alrededor de cuatro días fuera y cuando le va bien puede pagar un espacio en algún hotel o posada, pero cuando no, duerme en la vía publica.
Ángeles Patricio pidió a los lectores que cuando lo vean en las calles del estado, lo apoyen comprando su material y pueda llevar recursos a su familia, además dijo que sus pulseras son de la suerte y para el amor.