El asesinato en 1994 de Luis Donaldo Colosio Murrieta, entonces candidato a la Presidencia de la República por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) marcó un hito en la historia moderna de México. El hecho cimbró el escenario político nacional y desencadenó una serie de sucesos que terminarían con Ernesto Zedillo Ponce de León como mandatario de la nación.
A 30 años de distancia, la sociedad sigue tocando el tema. Se demuestra que aún vive en la memoria colectiva de un país que desde ese 1994 han transitado por hechos que han definido su rumbo. Tres décadas después el caso sigue vivo, más en estos tiempos donde se discuten aún las investigaciones de las autoridades o si debe dejarse en libertad el asesino confeso, Mario Aburto.
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Oswaldo Becerril Nieto, estudiante universitario de 27 años, recuerda la fecha y lugar preciso del magnicidio: 23 de marzo de 1994, Lomas Taurinas, Tijuana, Baja California Norte.
“El caso Colosio fue un magnicidio que ocurrió en… ya estamos casi a cumplir 30 años, (fue) el 23 de marzo de 1994, allá en lomas taurinas en Tijuana, Baja California, en donde asesinaron a un candidato del PRI y en el cual se hizo un escándalo. Y de ahí han derivado no nada más a cuestiones de quién lo mató, sino que también se han hecho series, películas y demás”, cuenta.
Recuerda que en aquel entonces aún se estaba bajo el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, presidente emanado del PRI y qué fue desde esa misma posición que se destapó a Colosio Murrieta, como un candidato del oficialismo. “Iban apenas las campañas hacia la presidencia de la república. En ese momento Luis Donaldo Colosio, si mal no recuerdo, era el secretario de Desarrollo Social, entonces fue como el destapado por ahí de noviembre del 93”, comentó.
Dice que inmediatamente después del magnicidio se encontró al presunto culpable, pero también, desencadenó la postulación de un nuevo candidato del PRI. Además, recuerda que se tuvieron más asesinatos en aquella época, algunos de personas del partido tricolor.
“Se encontró al presunto culpable, un tal Mario Aburto, a quien se le fue toda la ley en contra, de que fue el asesino tanto material como intelectual del crimen. Después de ese del asesinato de Colosio hubo más asesinatos, incluidos varios miembros del partido revolucionario; y de ahí, pues, se fue un gran este magnicidio. De hecho, pues estuvieron que mover ahí los candidatos de se puso como Ernesto Zedillo al candidato del PRI y de ahí, pues ya sabemos que ganó la presidencia”, apunta.
Sobre quién asesinó al priista, Oswaldo menciona que hasta la fecha aún no se sabe el autor del crimen e inclusive revive la versión de un segundo tirador. “Se ha hecho un escándalo que, hasta el día de hoy, ya después de 30 años, no se ha cerrado. Se le dio carpetazos, se escondió, pero ya ahorita se volvió a abrir como ya comenté. Todavía no se sabe bien, qué pasó, quién fue o quién estuvo detrás, el autor intelectual del crimen. Se habla incluso de que hubo hasta otro tirador, no nada más fue Mario Aburto. Pero bueno, así estamos en México”, subraya.
Para María Velázquez Dorantes, comunicóloga y docente de 41 años de edad, el caso Colosio fue la “gran lección” para la clase política, donde el PRI dictó lo que los políticos no tienen que hacer.
“A 30 años, la memoria colectiva es que la muerte de Colosio fue la gran lección para la clase política, porque el pueblo estábamos acostumbrados a seguir una pauta y el PRI hizo lo que tenía que hacer para decirle a los políticos lo que ellos no tienen que hacer”, sentencia.
Además, añade que ese 1994 el país estaba bajo el mandato de Carlos Salinas de Gortari, quien estableció un “sistema político, social y económico llamado neoliberalismo”.
Para la catedrática, el escenario posterior a la muerte de Colosio se divide en tres áreas: una desesperanza social, conflictos sociales y una nueva candidatura que erigió a un presidente con quien se desencadenaron problemas para el país.
“Yo dividiría en tres áreas. Primero una desesperanza social, había desigualdad, había pobreza, nuestros sueños se habían quedado en el olvido. Después, conflictos sociales terribles y tercero una nueva elección presidencial con un candidato como Zedillo, terrible para el país con el Fobaproa y con hechos económicos que siguieron martirizando a nuestro México”, subraya.
Finalmente, María dice que al Colosio lo asesinó el Sistema. “Yo diría que fue el sistema. Por un lado, está nosotros, los ciudadanos y, por otro lado, el sistema político. Va a ser difícil saber quién le puso la bala, pero el sistema hizo lo que tenía que hacer. Entonces de ese PRI paternalista que nos protegía, que nos daba despensas, que pintaba las escuelas, que nos decía que estábamos en un México en crecimiento, prácticamente nos quedamos huérfanos con la muerte de Colosio”, enfatiza.
Por su parte, Juan Pablo Martínez Briones, de 38 años, recuerda que en aquel 1994 los medios de comunicación se nutrieron por días de la noticia del asesinato del candidato priista, pasando una y otra vez la escena donde recibe un disparo en la cabeza y con la canción “La Culebra” de fondo.
“Recuerdo que estaba yo pequeño, a lo mejor no tenía mucho interés en las cuestiones políticas del país, pero fue muy sonado que el candidato priista, que en ese tiempo si eras candidato del PRI tenías por seguro que eras el siguiente presidente, pues era el caso de Colosio candidato del PRI a las elecciones que fue del 94 y pues lo asesinaron en las Lomas Taurinas. Estaba yo pequeño, pero es lo que recuerdo, porque fueron semanas de que todos los medios cubrieron y tomaron mucho el caso. Sacaban las escenas del asesinato”, rememora.
Acierta que el presidente de ese entonces era Carlos Salinas de Gortari y afirma que fue este personaje quien puso a Colosio en la carrera presidencial. “Carlos Salinas de Gortari era el que gobernaba, el que en un tiempo quería que Colosio fuera el siguiente”.
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Regresa al papel de los medios de comunicación y dice que inmediatamente después del asesinato los noticieros abalanzaron sobre el hecho, desde 23 de marzo y hasta días posteriores. “Fueron semanas de estar pasando todo el vídeo. (…). De repente era que en televisión abierta te pasaban justo una persona muy conocida porque era un candidato del PRI, que salía en todos los medios, en las pancartas y todo estaba atascado con su imagen y que de repente lo veías en un vídeo que iba caminando y con sangre fría, salía una mano entre la multitud y le disparaban. Sí, es algo que a mí me impactó mucho en esa edad”.
Para él, el hecho también deriva en dos aspectos: la investigación del caso y la postulación de Zedillo Ponce de León.
“Viene toda una investigación que se hace, que según agarran a una persona de las que dispara, que creo que es Mario Aburto. Pues se va toda la investigación. Él va e incluso lo ponían ahí como a actuar todos los hechos, era medio falso todo lo que ellos ponían, pero yo recuerdo mucho eso. Y recuerdo, así que me haya impactado también, es que después viene, como si no lo hubiera pasado, el nombramiento de Ernesto Zedillo Ponce de León como candidato y pues ya el priismo de repente nos vendió que todo estaban triste y que de repente venía alguien a salvar a México que era Zedillo, y que cuando lo nombran el nuevo candidato hace su grito, ‘por Colosio, por el PRI y por México’, según muy emotivo”, señala.
Finalmente, sobre quién asesinó a político, el director se apoya en una de las teorías que han deambulado a lo largo de 30 años: a Colosio lo mató Salinas de Gortari.
“Yo he visto que se culpa a Salinas, es lo que he visto. A partir del de un discurso muy emotivo de Colosio en donde dice ‘veo un México sediento’. Según las versiones es que ahí no le pareció a Salinas lo que podía llegar a hacer Colosio. Y es como que el que organiza el quitarlo del camino”, narra.