Durante los primeros minutos del 12 de diciembre, las albas de cohetes sonaron por varias comunidades de San Juan del Río, y no era para menos, una de las más importantes fechas en el calendario católico se había cumplido. Santa María de Guadalupe es sin duda, un símbolo que identifica especialmente a los mexicanos, asimismo los creyentes demuestran la enorme fe y devoción que se le tiene a la Virgen Morena, como también es llamada.
Los feligreses le cantarón las tradicionales mañanitas, los altares se llenaron de flores de distintos colores y formas, algunos llevaron velas o fotografías de sus seres queridos, para que la Madre Santa los proteja. Algunos otros, piden con devoción milagros, poniendo su esperanza en manos de la “Morenita del Tepeyac”.
Son miles y miles de historias distintas las que los feligreses pueden contar, por ejemplo, la de María de Lourdes Reyes, quién afirmó que le pidió a la virgen volver a ver a su hijo, quien había fallecido, Lucia contó que un 25 de diciembre se presentó la imagen de su hijo a un costado de ella, es por eso que el amor que le tiene a su madre, como hace llamar a la guadalupana es inmenso.
Por otro lado, Daría Mendoza es una fiel creyente que cada aniversario viene a cantarle a María “el milagro que nos hizo la virgencita fue que nos salvó en el terremoto del 1985, nuestra casa se cayó totalmente, pero nadie resultó lesionado, es por eso que la tenemos en nuestro altar, la devoción y su calidad es muy grande, la sentimos siempre presente en nuestro hogar” Narró Daría.
Santa María de Guadalupe nos demuestra que, aunque no estemos en México, ella siempre estará en cada uno de los feligreses. Está fiesta hace la unión y nos recuerda nuestra identidad no solo como mexicanos, sino como creyentes. Recordemos que el Papa San Juan Pablo II la nombró como “la estrella de la Nueva Evangelización”.