Arturo Ramírez Tovar, llamado cariñosamente por quienes lo conocen como “Arturito”, cumplió 25 años como voceador, todos los días desde noviembre de 1994 recorre las calles del Centro de San Juan del Río con un boche de periódicos bajo el brazo, aspecto que lo distingue y lo ha hecho ser un personaje reconocido del municipio.
Orgullosamente escobedense, nacido en la comunidad de El Sauz, Arturito fue adoptado por los sanjuanenses debido a su gran carisma y don de gente. Aunque su vida no ha sido fácil, siempre mantiene una sonrisa en su rostro y un saludo afable.
Tiene 65 años de edad, cuenta con cinco hermanos, tres mujeres y dos hombres; su padre aún vive y tiene 94 años. Arturito perdió a su mamá cuando apenas tenía 14 años, por lo que su abuelita y su padre se hicieron cargo de él y sus hermanos.
Al hablar de su tiempo de estudiante, recordó que pudo terminar la primaria, a pesar de ser un poco travieso y experimentar graves carencias económicas, la que más reciente es que a veces no lo podían mandar con comida a la escuela.
Explica que cuando era joven vivió en la Ciudad de México, después regresó a Pedro Escobedo y gracias a un amigo empezó a trabajar como voceador, aunque casi toda su vida ha hecho mandados y la gente le recompensa con una propina.
Recuerda que el primer día como voceador vendió 20 periódicos, en ese entonces sólo ofertaba El Sol de San Juan, en años recientes también vende otros diarios. Es una actividad que le gusta, pues conoce a mucha gente de todos los niveles y distintos sectores, la mayoría de las personas son amables con él, lo que agradece.
Al relatar una anécdota, dijo que en una ocasión intentó acercarse a dos candidatos a presidente municipal y a gobernador, pero unos “guaruras” no lo permitieron, dichos candidatos dieron la orden de que lo dejaran pasar, de forma inocente explica que no iba armado, ni les haría nada, por lo que no había motivo para no dejar que acercara. Así recordó que ha tenido la posibilidad de saludar a varios personajes políticos.
Manifestó que sortear vehículos cuando pasa calles y avenidas es uno de los riesgos más comunes en su actividad laboral, pero resaltó que cuenta con el apoyo de los agentes viales o policías, que por lo regular le dan el paso cuando lo encuentran.
Señaló que la gente es bondadosa con él, incluso refirió que hay conductores de transporte público que no le cobran, también hay gente que le ofrece comida, aspectos que le hacen sentir el cariño de las personas, al cual siempre responde con una sonrisa.