Antes de agosto | Semilla a prueba de plagas

Julio Cabrera | Colaborador Diario de Querétaro

  · jueves 21 de julio de 2022


Lo peor que le puede pasar al populismo o a un régimen autoritario, es que los ciudadanos conozcan y entiendan su derechos así como sus libertades. En México todavía estamos a tiempo de presumir que al menos en nuestra Constitución aún las tenemos.

Hace apenas unos días, en un discurso redondo, de esos que hay que guardar para aprender; el primer ministro de Israel, Yair Lapid dirigió unas palabras al Presidente de los Estados Unidos Joe Biden, donde decía que los regímenes dictatoriales y quienes siembran terror en el mundo, lo hacen para que sus pueblos no se den cuenta de la calidad de vida, el dinamismo, los derechos y libertades de las que se goza en las democracias modernas.

Todo a su tiempo, pero llegado el momento, cuando la reconstrucción de nuestra república comience, entre los temas prioritarios que se deben atender, está el de la educación. Por varias razones, entre ellas; porque es la política pública que más reduce la brecha de desigualdad, y porque a partir de este esfuerzo se pueden impulsar nuevas generaciones con conocimientos primordiales que van más allá de saber leer, escribir, sumar o restar. Por qué no reunir un grupo de especialistas que diseñen un modelo de educación ciudadana dentro de las escuelas, adaptado al grado y de acuerdo al desarrollo de las niñas y los niños, para que desde pequeños, sepan cuáles son sus garantías, sus derechos, sus libertades, qué es la democracia, qué es el estado de derecho. Ya se que son temas que se tocan en las aulas, pero solamente a manera de cumplir con un programa que lo pide. ¿No sería mejor que los conceptos se entiendan y no solamente se los aprendan de memoria? Con ejemplos didácticos, con contrastes, hacer de esto enseñanzas atemporales. Así desde pequeños contarán con los elementos suficientes para hacer conciencia de cuál es el entorno que quieren y cómo lo pueden defender.

Se que esto podría parecer obvio, pero cuando la obviedad se utiliza como recurso para escapar del razonamiento, sí que estorba. No así cuando te regresa al origen para recalibrar o mejorar.

Para lograr esto, primero hay que desterrar a quienes nos están aislando del mundo, de la razón, y del conocimiento. Por eso digo, llegado el momento de reconstruir nuestro país, podremos tener una semilla a prueba de plagas, eso sí que sería sembrar futuro.

Nos leemos el próximo jueves.


  • Twitter: @julio_cabera


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