“Prefiero no predecir, prefiero incidir”, una frase maravillosa del consultor político James Carville. A quien también se le atribuye el golpe de timón en la campaña que llevó a Bill Clinton a ser presidente de Los Estados Unidos de América.
Durante las elecciones americanas en 1992, los esfuerzos de los demócratas estaban centrados en saber cómo poder competir contra los éxitos en materia de política exterior de George Bush que lo tenían con un muy aceptable índice de popularidad. El reto tenía casi contra la lona a la campaña de Clinton, hasta que un manotazo en la mesa (como la hacen de emoción para narrar los hechos me cae) con la expresión: “¡Es la economía estúpido!” que salía de la boca de Carville, cambió el rumbo en la campaña y con ello el destino de las elecciones de aquella época.
En México estas elecciones se van a tratar de economía, y es que no hay que darle muchas vueltas. Mire usted.
La inercia económica del país comenzó a mostrar una clara desaceleración en el último semestre del 2018. ¡Hey en 2018 no gobernaba AMLO!Es cierto, pero en ese momento fueron las elecciones donde triunfó la 4T y además se pronosticaba que con sus partidos satélites tendría el control del Congreso. ¿Ya comienza a cobrar sentido esa desaceleración económica verdad? Hoy la inversión privada en México ha tenido la peor caída histórica en los últimos 25 años, con todo lo que esto significa.
Y como no soy economista, pero sí aprendí a usar una calculadora; sigamos pues.
Estos últimos casi tres años, nos hemos dado cuenta en el país (espero) que gobernar con la bandera de: “se puede porque yo digo”, resultó muy efectiva para engañar pero muy torpe para dar resultados.
A nivel local donde se fortalece la democracia y se impulsa lo nacional, ya está muy claro quien entiende el presente para trazar futuro y quien de plano sigue fielmente la doctrina del “se puede porque yo digo”. En ese sentido, estoy seguro que la mayoría de la gente en Querétaro; a estas alturas ya tomó la mejor decisión.
Pero ahí no acaba la cosa, tenemos la oportunidad de formar un Congreso que con bases sólidas y sentido común, pueda redistribuir el gasto público para comenzar a activar la economía de manera seria, para acelerar la generación de empleos y sobretodo para devolverles a las familias mexicanas el futuro que merecen. Más que un voto inteligente, México necesita gente inteligente votando.
Sin una economía dinámica no hay dinero para que gaste el gobierno y el país se paraliza.
Se deterioran los servicios de salud, se deteriora la seguridad, se deteriora la educación.
Es mejor la política de “se puede porque yo sé cómo”, esa es la política de saber escuchar.
No es opinión, es realidad.
Nos leemos el próximo jueves.
Twitter: @julio_cabrera