/ jueves 7 de abril de 2022

Antes de agosto | La gasolina, otro juguete del presidente

El 8 de marzo del 2017 (hace exactamente 5 años), el presidente López Obrador subió a su canal de YouTube un video donde desde El Paso Texas, hacía una comparativa del precio del combustible, quejándose de que el litro de gasolina más barata (en $16.00 pesos por litro) era por la corrupción y las mentiras de los gobernantes de nuestro país.

Durante su campaña de manera textual dijo: “Si Morena estuviese gobernando, la gasolina costaría 10 pesos el litro”.
Más tarde el 1 de diciembre del 2018 durante su toma de protesta en la Cámara de Diputados en su discurso mencionó: “...ni aumentarán los precios de los combustibles más allá de la inflación.” Además en ese mismo acto, en medio de nudos y confusiones (como es costumbre) dijo también que hacía “el compromiso responsable” de bajar el precio del combustible en nuestro México.

Y ni que decir cuando se “atacó” el problema del huachicol, que nos dejó con un desabasto de combustible inédito en tiempos modernos. De igual forma con frases enredadas y medias verdades o mentiras completas ya no se sabe, nos dijo que el ahorro con el combate al robo de combustible tendría un impacto directo en las finanzas del gobierno, hoy nadie sabe a ciencia cierta dónde está ese dinero y mucho menos en qué se ha empleado, vamos no hay certeza de que exista siquiera.

Hoy a unos días de su consulta para revocación de mandato el presidente se aferra al subsidio de la gasolina de una manera completamente distinta a lo que él predica, incongruente pues (cosa que desde luego no sorprende).

López Obrador piensa más en una rentabilidad política a corto plazo que en un impacto económico inminente en los próximos meses.

Su discurso electoral donde señala que no habrá incrementó en el precio de las gasolinas en realidad, es otra historia contada al revés. No tenemos una gasolina más barata por una buena gestión, tenemos una gasolina con el precio controlado por el subsidio que el gobierno le está dando a costa de sacrificar ingresos tributarios, argumentando que con el alza de los precios del petróleo, esto se compensará.

Lo único que está logrando el gobierno es postergar una realidad con estos impuestos regresivos, que perjudican a los que menos tienen y acentúan la desigualdad social.

Su reforma energética no pasará y adivinen a quién culpará por el alza en el precio del combustible?

En resumen el precio de la gasolina es un juguete para el presidente.


El 8 de marzo del 2017 (hace exactamente 5 años), el presidente López Obrador subió a su canal de YouTube un video donde desde El Paso Texas, hacía una comparativa del precio del combustible, quejándose de que el litro de gasolina más barata (en $16.00 pesos por litro) era por la corrupción y las mentiras de los gobernantes de nuestro país.

Durante su campaña de manera textual dijo: “Si Morena estuviese gobernando, la gasolina costaría 10 pesos el litro”.
Más tarde el 1 de diciembre del 2018 durante su toma de protesta en la Cámara de Diputados en su discurso mencionó: “...ni aumentarán los precios de los combustibles más allá de la inflación.” Además en ese mismo acto, en medio de nudos y confusiones (como es costumbre) dijo también que hacía “el compromiso responsable” de bajar el precio del combustible en nuestro México.

Y ni que decir cuando se “atacó” el problema del huachicol, que nos dejó con un desabasto de combustible inédito en tiempos modernos. De igual forma con frases enredadas y medias verdades o mentiras completas ya no se sabe, nos dijo que el ahorro con el combate al robo de combustible tendría un impacto directo en las finanzas del gobierno, hoy nadie sabe a ciencia cierta dónde está ese dinero y mucho menos en qué se ha empleado, vamos no hay certeza de que exista siquiera.

Hoy a unos días de su consulta para revocación de mandato el presidente se aferra al subsidio de la gasolina de una manera completamente distinta a lo que él predica, incongruente pues (cosa que desde luego no sorprende).

López Obrador piensa más en una rentabilidad política a corto plazo que en un impacto económico inminente en los próximos meses.

Su discurso electoral donde señala que no habrá incrementó en el precio de las gasolinas en realidad, es otra historia contada al revés. No tenemos una gasolina más barata por una buena gestión, tenemos una gasolina con el precio controlado por el subsidio que el gobierno le está dando a costa de sacrificar ingresos tributarios, argumentando que con el alza de los precios del petróleo, esto se compensará.

Lo único que está logrando el gobierno es postergar una realidad con estos impuestos regresivos, que perjudican a los que menos tienen y acentúan la desigualdad social.

Su reforma energética no pasará y adivinen a quién culpará por el alza en el precio del combustible?

En resumen el precio de la gasolina es un juguete para el presidente.


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