/ jueves 17 de noviembre de 2022

Antes de agosto | El termómetro del presidente

Les decía la semana pasada que la reacción del gobierno de Morena, o en este caso del Presidente, iba a decir más que la marcha del 13 de noviembre en sí misma. Y así lo fue.

Como si alguien hubiera pateado un hormiguero, donde las hormigas de color guinda por cierto, quedan atolondradas, desconcertadas y hasta espantadas, así se vió el régimen ante la ínedita marcha ciudadana en defensa del INE y de la democracia. En un total desorden, si con el objetivo de disminuir el impacto en la línea de flotación del presidente y su retórica, salieron todos sus secuaces a intentar hacer lo suyo. Pero no, nada les funcionó.

Ya habrá momento para hacer una crónica de lo que se vivió el domingo pasado, porque de verdad que merece la pena recapitular semejante amor por México.

Vale la pena también señalar el tamaño del golpe que la sociedad civil organizada le asestó a quien se ha encargado de dividir al país cada mañana.

Un termómetro muy preciso de la desesperación del presidente cuando pierde la agenda, es la cantidad de mentiras que avienta por minuto. Los sinsentidos que se le acumulan en cada palabra que expresa, en cada acción que arrebatadamente ordena. Ahora nos salió con su “contramarcha” para este próximo 27 de noviembre, el berrinche no pudo ser mayor. Su proyecto de reforma electoral está derrotado en todos los frentes, incluso en círculos de su propio movimiento. La verdad es que el presidente está en todo su derecho de hacer las marchas que quiera, ahí sí que hace valer la Constitución, sí esa misma que le vale gorro para las cosas realmente importantes. Se le olvida que la marcha fue nacional, no solamente en la Ciudad de México. Movilizar tanta gente en 10 días es un reto mayúsculo, digo, nada que no se pueda hacer con el dinero de nuestros impuestos, desde luego.

A lo que llegó el Presidente, a exacerbar su carácter y verdaderamente levantar al pueblo en contra del pueblo. Creo que no está midiendo su ira. Habrá que ser cautos y responsables, porque no es lo mismo debatir con alguien que lucha por sus derechos a debatir con alguien que de por medio tiene un pago por cobrar para defender una postura en la que quizá tampoco cree.

Y por cierto.

Si alguien tiene camiones en renta para acarrear o movilizar gente, sería bueno que se contacte con los organizadores de la marcha del presidente. Porque vaya que ese día habrá negocio. Luego me dan las gracias.

Nos leemos el próximo jueves.


  • Twitter. @julio_cabrera


Les decía la semana pasada que la reacción del gobierno de Morena, o en este caso del Presidente, iba a decir más que la marcha del 13 de noviembre en sí misma. Y así lo fue.

Como si alguien hubiera pateado un hormiguero, donde las hormigas de color guinda por cierto, quedan atolondradas, desconcertadas y hasta espantadas, así se vió el régimen ante la ínedita marcha ciudadana en defensa del INE y de la democracia. En un total desorden, si con el objetivo de disminuir el impacto en la línea de flotación del presidente y su retórica, salieron todos sus secuaces a intentar hacer lo suyo. Pero no, nada les funcionó.

Ya habrá momento para hacer una crónica de lo que se vivió el domingo pasado, porque de verdad que merece la pena recapitular semejante amor por México.

Vale la pena también señalar el tamaño del golpe que la sociedad civil organizada le asestó a quien se ha encargado de dividir al país cada mañana.

Un termómetro muy preciso de la desesperación del presidente cuando pierde la agenda, es la cantidad de mentiras que avienta por minuto. Los sinsentidos que se le acumulan en cada palabra que expresa, en cada acción que arrebatadamente ordena. Ahora nos salió con su “contramarcha” para este próximo 27 de noviembre, el berrinche no pudo ser mayor. Su proyecto de reforma electoral está derrotado en todos los frentes, incluso en círculos de su propio movimiento. La verdad es que el presidente está en todo su derecho de hacer las marchas que quiera, ahí sí que hace valer la Constitución, sí esa misma que le vale gorro para las cosas realmente importantes. Se le olvida que la marcha fue nacional, no solamente en la Ciudad de México. Movilizar tanta gente en 10 días es un reto mayúsculo, digo, nada que no se pueda hacer con el dinero de nuestros impuestos, desde luego.

A lo que llegó el Presidente, a exacerbar su carácter y verdaderamente levantar al pueblo en contra del pueblo. Creo que no está midiendo su ira. Habrá que ser cautos y responsables, porque no es lo mismo debatir con alguien que lucha por sus derechos a debatir con alguien que de por medio tiene un pago por cobrar para defender una postura en la que quizá tampoco cree.

Y por cierto.

Si alguien tiene camiones en renta para acarrear o movilizar gente, sería bueno que se contacte con los organizadores de la marcha del presidente. Porque vaya que ese día habrá negocio. Luego me dan las gracias.

Nos leemos el próximo jueves.


  • Twitter. @julio_cabrera


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