No puedo imaginar el silencio de la guerra; donde nada se escucha, porque nada queda.
Santoveño
En nuestro cuerpo habita la genética de quienes nos antecedieron, dentro de esa carga de historia guardamos instintos.
Ucrania, la tierra que hoy está en conflicto armado por la invasión rusa, se encuentra en una región vasta donde más a occidente se escribieron muchas historias, en las que los reyes y emperadores luchaban cuerpo a cuerpo en las guerras.
Volodímir Zelenski, presidente de Ucrania reavivó en su pueblo ese sentimiento de liderazgo que solamente podían generar los soberanos que con su armadura también pisaban el campo de batalla,
Que manera de mandarle un mensaje a su gente, “no eres dando la vida por mi, somos nosotros dando la vida por nuestra tierra.” El poder de la nostalgia genética oculta en cada ucraniano han reforzado su valor, su organización y su lucha. Un nación donde todos se hicieron uno mismo.
El escritor libanés Nassim Nicholas Taleb, describe el fenómeno del “Cisne Negro” como un suceso sorpresivo o inesperado, de gran impacto y que, una vez pasado el hecho, en retrospección se da la impresión de que se esperaba.
Sin duda estamos ante un Cisne Negro de Kiev en la figura de Volodímir Zelensk que le ha cambiado el “Statu Quo” de manera justamente impredecible al liderazgo de un mandatario en el mundo; ¿por cuánto tiempo? No lo se, ya la historia nos lo dirá.
Y por cierto.
El rechazo mundial a la invasión rusa es casi absoluto, y es que venimos de dos años de una pandemia que le cambió el chip a casi toda la humanidad. Un virus nos unió para vencerlo. Vladimir Putin nunca pensó que el mundo reaccionaría con la coordinación que nos enseñó el COVID, así organizados para defendernos de otro peligro global.
Al tiempo, si nos da tiempo…
Nos leemos el próximo jueves.
Twitter: @julio_cabrera