En la colocación de cada tabique se comienza con los cimientos de tener un sitio seguro, y con la mezcla de cemento van inmersos un puñado de esperanzas para edificar sueños de personas que pretenden hacer un patrimonio para toda la vida.
Esto es lo que hacen los trabajadores de la construcción o también conocidos como albañiles, quienes, al ser entrevistados por EL SOL DE SAN JUAN DEL RÍO, manifestaron que lo más pesado de su labor no son los bultos de cemento que suben en escaleras de madera, sino ir construyendo al paso de los años una mejor calidad de vida para sus familias a través de su labor.
Y es que, la mayor parte de ellos, se trasladan desde localidades apartadas de San Juan del Río y son contratados por periodos cortos y medianos, en donde sus salarios les han ayudado a sus hijos a ir a la universidad y a aprender este oficio del cual se sienten orgullosos.
“Lo más difícil es darse a conocer para que lo contraten a uno, pasar de ser chalan a “maistro”, y lo complicado cuando uno ya está casado es que los trabajos sean por tiempos largos, a mí por ejemplo me gusta echar el colado y eso, pero ya a mi edad está pesado, aun así, ando contento trabajando”, relató uno de los trabajadores que está al poniente de San Juan.
Los trabajadores entrevistados hicieron mención en que regularmente en su ámbito, no tienen seguridad social, y que muy pocos patrones les ayudan con cuestiones médicas cuando se llegan a presentar, siendo esta una de las desventajas que ven.
EN SU DÍA
Para este 3 de mayo, día en el que se les conmemora, relataron que desde muy temprano se van a formar a Paseo Central para caminar en contingentes con cruces llenas de flores que prepararon desde días antes para ofrecerlas a la virgen de Guadalupe, y que posteriormente puedan colocarlas en los lugares de trabajo.
"Nuestros patrones nos hacen una comida y bebida para el 3 de mayo después de que vamos a la misa. Es un día para celebrarnos, pero también para pedir porque el trabajo nunca nos falte".
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También mencionaron que la música nunca falta en las bocinas que llevan a sus centros de trabajo, en donde las cumbias y las rancheras son el acompañante que tienen durante horas para alegrar las más de 8 horas que entregan a construir proyectos de vida.
