Las peregrinas tienen la gran tarea y misión de animar y acompañar a las adolescentes durante el camino hacia el Tepeyac, pues ellas son quienes mantendrán viva esta tradición de fe y amor.
Rogelio Olvera Vargas, vicario episcopal de la pastoral explicó durante su homilía que son las niñas, jóvenes y adolescentes quienes deben dar testimonio del encuentro que viven con Jesús y la Virgen María.
“La realidad que vivimos en la Diócesis es que son los adolescentes y jóvenes una prioridad, tienen que dar testimonio de su encuentro con Jesús y la gran tarea que tenemos nosotros los mayores es animar, acompañar, orientar a que den ese testimonio de fe y renovar con espíritu diferente, un rostro joven para la iglesia y dar la importancia de recibirlas en la peregrinación y que se sientan en familia”.
Dijo que las jovencitas que acuden a la peregrinación, representan más de la mitad de la asistencia, lo que se representa una clara muestra de que futuro de la Iglesia Católica se encuentra en buenas manos.
“Sean valientes, generosas y que la alegría las caracterice para ser peregrinas alegres y vivir la santidad, valoren el gran tesoro de la peregrinación con adolescentes y jóvenes y son el ahora de la peregrinación, que de forma permanente se renueve y por eso las vamos a encomendar y consagrar a la santísima Virgen”, finalizó.