La temporada más alta para la venta de calabazas y esqueletos de barro llegó, por ello los hornos en la zona indígena de San Ildefonso Tultepec, están a todo vapor, relató Ildefonso Pascual Victoriano, artesano desde 1993, quien en compañía de su familia se ha enfocado en hacer crecer un negocio para todos.
Comentó que antes del 93, tenía un trabajo estable en la Ciudad de México, pero debido a la crisis económica y la devaluación del peso, decidió regresar a Amealco de Bonfil, tomado la decisión de dedicarse a la alfarería haciendo algunas pruebas hasta que le quedaron las calabazas, tarros, puerquitos y otras artesanías.
Para la fecha de Día de Muertos dijo que se preparan desde febrero, prácticamente todo el año, y aunque no han contabilizado las piezas que realizan, estimó una producción superior a las 15 mil calabazas.
“Esto es lo que nos da de comer, tenemos que hacer el mejor trabajo para que nos busquen porque hay mucha competencia, tenemos que hacer nuevas cosas, el trabajo es duro, hay que calcular el tiempo de secado y en el horno para no perder ganancias, mis hijos y nietos ya nos apoyan en este trabajo”.
El artesano dijo que con el ánimo de siempre innovar y debido a la gran competencia que hay en el corredor de la carretera San Ildefonso - Amealco, actualmente también hacen gorros de bruja de barro, esqueletos articulados, fantasmas, catrines y murciélagos.
Pascual Victoriano expuso que en esta región no hay muchas fuentes de trabajo, por lo que poco a poco a sus hijas y nietos los ha involucrado en la actividad de la alfarería, y durante todo octubre pasan el tiempo moldeando y pintando cada detalle de sus creaciones.
Consideró que esta artesanía requiere de mucha difusión, ya que, si bien los textiles son los únicos que se han visto favorecidos con la denominación de Amealco como pueblo mágico.