Mark Renton, Sick Boy y Spud están de vuelta: 21 años despuésdel original, "Trainspotting T2" fue proyectada en preestrenomundial el domingo en Edimburgo. Los héroes han envejecido, perola energía sigue ahí.
Dejamos a Ewan McGregor, alias Renton, huyendo a Ámsterdam trashaber traicionado a sus amigos en un negocio de narcotráfico. Nosreencontramos con él corriendo como un loco por las calles deEdimburgo, exactamente como en el comienzo de la primera parte, quese ha convertido en símbolo de una generación.
Muy esperada, la continuación de esta película de culto, unaproducción de 3 millones de dólares que reportó 70, espera unresultado idéntico renovando lo viejo: los mismos actores -EwanMcGregor, Ewen Bremner, Jonny Lee Miller y Robert Carlyle- y elmismo director, Danny Boyle.
Las críticas de la prensa británica tienden a ser positivas, apesar de que todo el mundo parece estar de acuerdo en que T2 no estan buena como la original.
La primera parte contaba las andanzas tragicocómicas de ungrupo de colgados heroinómanos escoceses que se aburrían antes desalir hacia Londres para llevar a cabo un lucrativo negocio dedrogas.
La segunda entrega, inspirada libremente en la novela "Porno" deIrvine Welsh, tiene lugar veinte años después. En pleno divorcio,Mark Renton (McGregor) regresa a Edimburgo para reunirse con susamigos, Begbie (Carlyle) está en la cárcel y Spud (Bremner) siguesiendo adicto a la heroína.
Según el diario The Guardian, "T2 no es tan buena como T1", "unpoco larga" y con tendencia a "girar demasiado en torno a laautomitificación". Aún así, matiza el periódico, "siguepresentando la misma energía y el mismo pesimismo crítico. Es unfilme único en su género".
En declaraciones este domingo al Sunday Times, Dany Boyledescribió la película como "la cruda realidad".
Con todo, el director considera que su filme habla menos delhecho de envejecer como de la cuestión de la "masculinidad y loque significa ser hombre" en 2017.
Estos temas y las numerosas referencias al pasado confieren alfilm un cariz melancólico y nostálgico, al tiempo que se abordanproblemáticas contemporáneas: las redes sociales, latelerrealidad, los contratos basura o el "porno de venganza".
El contexto del estreno del filme también ha cambiado. En 1996,el Reino Unido "nadaba en una euforia total con [el ex primerministro Tony] Blair y el Britpop", recuerda Danny Boyle. "Hoy endía, el humor de la nación es diferente", constata el director,mencionando el Brexit, que él vive como un tormento.