Lupita D’Alessio, apodada la “Leona dormida”, realizó su último concierto en Querétaro la noche del viernes en el Auditorio Josefa Ortiz de Domínguez acompañada de su hijo, Ernesto D’Alessio. El concierto es parte del tour “Gracias”, con el cual se despide de los escenarios y de su público.
Lupita tomó el escenario poco después de las 21:30 horas, justo después de la presentación de su hijo. Con una intro musical de poco más de un minuto, abrió su espectáculo con su canción “Cómo se llama”, la cual inició a cantar tras bambalinas hasta eventualmente hacerse presente frente al público, quien la recibió con un estruendoso júbilo.
El concierto estuvo lleno de momentos emotivos. La relación de décadas entre Lupita y sus seguidores se hizo presente en un mutuo vals de dar y recibir. La gente cantaba, lloraba y gritaba, la felicidad y el cariño inundó el auditorio.
Al finalizar su primera canción, los queretanos aclamaban en unísono: “¡Lupita! ¡Lupita! ¡Lupita!”. Cuando sonaron las primeras notas de “Hazme Olvidarlo”, la multitud prendió la linterna de sus celulares para alumbrar unos globos rojos que tenían a la mano. Todas las secciones se llenaron de un mar de luces rojas que robaban el aliento para cualquiera que tuviera la oportunidad de presenciar ese momento.
La acción conmovió a D’Alessio y se tomó unos instantes para expresar su agradecimiento: “¡Ay que bonito se ve! Gracias por venir, ¡gracias! ¡gracias! ¡gracias!”. Entre el público podías notar personas de todas las edades, tres generaciones unidas por la música de la leona dormida.
Para su cuarta canción invitó a su hijo a acompañarla al escenario. “Así los hacía, se rompió el molde”, bromeó la cantante una vez que Ernesto llegó a su lado. Juntos interpretaron el clásico de 1986: “Ni Guerra, Ni Paz”. Madre e hijo dominaron el escenario y mostraron el mutuo respeto que se tienen como intérpretes.
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El show estuvo lleno de los éxitos más significativos para la carrera de D’Alessio y fue un cierre con broche de oro para una de las cantantes más queridas del país.
