Una búsqueda entre el lenguaje poético y el científico, se convierte en la constante de “Use y deseche” , obra y poemario con el cual, y aunque Alfredo Lozano Reynoso se hizo acreedor al Premio de Poesía Joven Francisco Cervantes 2018.
Originario de Jalisco, pero residente de San Juan del Río, se convirtió en el galardonado a los 30 años de edad.
“Logré mi primer premio y de poesía, hace casi un año, cuando cumplí 30, entendí que solo este años tenía para alcanzar un premio de poesía joven y me puse a escribir. Esta es la cuarta obra que escribo y aunque ninguna de las otras tres se ha publicado, entiendo que he madurado mi forma de escribir, ahora se que el proceso de ser escritor es una constante de prueba y error, prueba y error y de vez en cuando pum, una buena idea o un buen texto”, refirió en el marco de la entrega.
Relató que al principio de sus estudios universitarios, en la carrera de matemáticas, culminó en la especialización en biología matemática en general, por lo cual en toda la obra hay una búsqueda entre el lenguaje poético y el científico. “Aunque parece que los conceptos no son tan sencillos en un primer acercamiento, hacen resonancia en su ritmo y compaginan con lo cotidiano del poema”, dijo.
“Use y deseche” se compone de siete partes: en la primera es una búsqueda de los inicios de los seres, acercamiento de lo humano con lo natural, pasando por un proceso que lo lleva a definirse como tal: primero un ser nómada, migrante y después sedentario y buscar un punto fijo. La segunda y la tercera parte habla de los problemas que tiene el humano al ser sedentario. La cuarta parte habla sobre la recolección de agua, reciclaje, una manera alterna de convivir con tu entorno, en un intento de proponer un camino; la quinta y sexta amplia las visiones del huerto, sustentabilidad, etc. La séptima parte da un final tal vez catastrófico sobre la humanidad, pero no de la vida.
“Otra cosa que se mantiene en el poemario es la crítica social que me es importante hablar, una interrogante sobre las grandes ciudades, ponerle un juicio. Otro eje central del poemario es crear un homenaje a la lucha de los defensores del bosque, el desierto, todos esos activistas y ambientalistas que han dado –literal- su vida para proteger nuestra esencia, nuestro medio ambiente; intentan levantar la voz y abrir el camino entre la poesía y la injusticia”, destacó.
Con una visión de un panorama creciente en la poesía joven en México, aseguró que en su caso no fue un camino sencillo; pese a tener cuatro obras, esta será la primera que se publique.
“En una época de mi vida esperaba que la inspiración llegara de manera repentina, espera que la musa me hablara al oído, me sentaba a esperar; ahora veo esto como una diferencia entre los escritores. Creo que mi caso es el clásico ejemplo de “el que persevera, alcanza”, no logré un premio o publicar una obra, porque no era mi tiempo. Requería una búsqueda en mis adentros para encontrar una voz en la poesía (…) Aunque tengo cuatro obras pase de sentirme el escritor genio al algo humilde y entender que este es un proceso y camino largo.
Dejemos de largo la necesidad de pronta genialidad y empecemos a ser más críticos”, finalizó.