A propósito del Día del Compositor, celebrado formalmente en el país desde 1983 por la Sociedad de Autores y Compositores de Música (SACM), el cantautor queretano, Javier Bosque, habla sobre su nuevo proyecto discográfico, con el que celebra 25 años de carrera artística.
“Mi vida es más música que cualquier cosa”, asegura con una sonrisa el también productor, quien a finales de este mes difundirá en redes el primer tema de su catorceavo álbum “Sin Fronteras”.
En total serán 25 canciones, todas compuestas por él; cinco las “iré subiendo de aquí a mayo, mes en el que presentaré todo el disco terminando...”, explica.
Artistas y cantautores mexicanos como Édgar Oceransky, Miguel Insunza, Bego Cors, Juan Carreón, Manuel Alcocer, y el dueto “Mexicanto” –conformado por David Filio y Sergio Félix–, participaron con sus voces en esta catorceava producción, que tardó cerca de dos años en concretarse.
“A pesar de que muchos de ellos no están aquí, y de que hemos estado separados [temporal y geográficamente], siempre ha habido esa comunión entre nosotros, y esa manera de estar unidos; por eso se llama Sin fronteras”.
A través de la trova, la balada, el norteño banda, la música electrónica y experimental , el compositor discurre sobre temas como el amor, la vida, las calles de Querétaro y su visión estética sobre la música y la pintura.
“El tema más viejo tendrá veintitantos años... en aquella época yo no hablaba más que del amor y del desamor (risas). No obstante, también hay canciones enfocadas en otras cosas, como en “Yo antes de ti”, en el que hablo sobre una persona que quiere quitarse la vida, (...) invitando a aquellos que podrían sentirse así a que lo piensen dos veces o valoren otras cosas, también incluyo “Se resume en amar”, una canción que trata sobre cómo todos somos vibración y movimiento, y estamos conectados. Está un poco enfocada en mi pintura, en las vibraciones y en la Teoría de Cuerdas, y en cómo todos estamos conectados”.
De acuerdo con el compositor, el disco integra los temas “Para olvidarte”, “Mujer mariposa”, “El caracol”, “Desarmaste mi corazón”, así como creaciones más recientes como “Oscuridark”; una canción interpretada por Miguel Isunza que dialoga con el afamado tema “Alfonsina y el mar”.
“¿Alguna vez escuchaste Alfonsina y el mar? ... digamos que intenté hacer una continuación de este tema, en el que Alfonsina va al mar a quitarse a la vida. Oscuridark sería la historia de cuando ella se está hundiendo, y habla un poco de cómo es estar en ese vacío y en esa profundidad...”, explica el autor sobre este composición, que dará a conocer en sus plataformas oficiales a finales de este mes.
Desde las peñas
Su primer acercamiento a la música fue a los 15 años, dice Bosque en entrevista con DIARIO DE QUERÉTARO; quien junto al grupo de jóvenes que amenizaban las ceremonias de la Parroquia de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, descubriría su amor por el canto y la guitarra.
De la iglesia y los grupos estudiantiles de la preparatoria, relata que saltó a los escenarios y foros de la ciudad, como Quadros Galería Café; en donde al lado de grandes artistas de la trova de los años 90 se abriría paso en este género musical.
“ Ahí también empecé a clavarme en la producción, y al poco tiempo decidí abrir mi primer estudio. A través de éste grabé a todos los que cantaban ahí, como a Juan Carreón... su primer casette se lo grabé yo. Además, produje Mil noches de Bohemia, Dos mil noches de Bohemia, discos en los que sonaban las voces de Enrique Ocaña, Manuel Alcocer, Paulina Izquierdo, Son de Arena...”, relata Bosque, quien además de fundar el estudio Quadros y Boss Audio Estudio, impulsó al Grupo Integral Boss: el primer estudio de grabación queretano donde se realizó un disco acreedor al Grammy (Hombre invisible, de Ely Guerra).
Como cantautor, Bosque formó parte del grupo Cuerdas y Madera y El Juglar, y ha incursionado también en las artes plásticas a través de proyectos como “Los Pixebeles”; concepto que materializó en 2018 en una exposición pictórica en el Centro de las Artes de Querétaro.
Actualmente, se encuentra al frente de su estudio de producción B’hani, que en otomí quiere decir “vuelta”, como una simbolización de su regreso al medio artístico, luego de haber vivido seis años en la cárcel.