Para su ópera prima, “Todo el silencio”, Diego del Río incluyó personas con discapacidad auditiva tanto en el rubro actoral, como detrás de cámaras.
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“La película cuenta la historia de una persona que está con el pie en dos mundos, entrando del mundo con sonido, al mundo sin sonido, y que de alguna manera lo conoce como externa, como hija de sordos", afirmó Del Río en entrevista con El Sol de México.
"Pero el mundo en el que se desarrolla del lado de la cultura sorda, tiene que ser un mundo verosímil, real, es un mundo que no se puede inventar, seríamos muy tontos si no tuviéramos un cast de personas que verdaderamente pertenecieran a la cultura sorda“, agregó.
La película aborda la historia de una mujer que poco a poco va perdiendo el oído. El director reconoce que sus protagonistas, Adriana Llabrés y Ludwika Paleta, son empáticas ya que ambas han experimentado problemas auditivos.
“Lo único que me pareció importante de castear a Adriana y Ludwika, tenía que ver con incluir gente que tenga una sensibilidad alrededor de la cultura sorda, era interesante que ambas representaban personajes con condiciones diferentes a las suyas, pero que ellas también podían entrar en esa sensibilidad más aguda, tener una implicación más personal porque Adriana sufre de otosclerosis (no logra escuchar algunas frecuencias sonoras), y Ludwika, de tinnitus (zumbidos constantes en uno o ambos oídos)”, expresó el director.
Para Del Río, esta película fue un gran reto, no sólo por lo complejo de la historia, sino también porque cada día aprendía algo, especialmente de Moisés Melchor, quien es sordo.
“Fue la primera vez que trabajé con Moisés, es un actor increíble, lo conocimos gracias a un casting y es maravilloso porque cuando trabajas con una persona sorda tienes que ser muy consciente de la comunicación, no puedes dar por hecho ciertas cosas; hay un tercero en la conversación y eso es muy interesante y te pone en un estado como de cuidado, de alerta porque es otra lengua.
“Esa convivencia, a los oyentes también nos abrió a aprender otro mundo, a sensibilizarnos un poco, a no dar por hecho la comunicación”, indicó.
Además de su paso por Festivales como Miami, Cleveland y en Morelia, en México, el filme, disponible en Prime Video, está nominado a seis premios Ariel en las categorías de Mejor Película, Sonido, Guion Original, Ópera Prima, Coactuación femenina, para Ludwika Paleta y Actuación Femenina para Adriana Llabrés.
Los Premios Ariel se llevarán a cabo el 7 de septiembre, en el Teatro Degollado, en Guadalajara, Jalisco.
Paralelamente, Diego del Río vuelve al teatro y está próximo a estrenar una de las obras que, comentó, para él es un sueño cumplido, “Un tranvía llamado deseo”, de Tennessee Williams.
Violencia patriarcal, humor, dolor y la importancia de la salud mental son algunos de los temas que se abordan en la puesta en escena, misma que estará protagonizada por Marina de Tavira, quien encarnará el personaje de Blanche DuBois, una mujer con aires de grandeza, que, aunque viene de una familia acomodada, tiene muy alterada su realidad debido a ciertos problemas que enfrentó tanto laborales como personales.
Al mudarse un tiempo con su hermana, quien está casada con un obrero de origen polaco, todo cambia; los secretos de cada uno emergen, mientras la mente de DuBois se va perdiendo aún más.
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“Queremos entrar con la mirada que tenemos sobre el mundo hoy, sobre la salud mental y demás temas que la obra aborda, de la manera más profunda y comprometida posible. Gozosa porque también es una obra muy fuerte en intensidad, tiene todas las emociones, todas las dimensiones, tiene todo el trabajo de los grandes clásicos y los grandes maestros de la historia del teatro”, aseveró el director.
El estreno de esta obra, la cual ganó un premio Tony y un Oscar en su versión audiovisual, será el 3 de agosto en el Teatro Julio Castillo, en la ciudad de México.