Fue en el siglo XX, a la edad de 32 años, Mary Ann Bevan gozaba de una vida normal, trabajaba como enfermera y vivía con su esposo Thomas Bevan, con quién tendría 4 hijos.
De repente Mary Ann empezó a padecer de dolores muy fuertes de cabeza así como musculares y articulares, así que fue diagnosticada con gigantismo, fue por eso que comenzó a deformarse, lo que la convirtió en "la mujer más fea del mundo".
Tras el fallecimiento de su marido, en 1914, Mary Ann se fue quedando sin dinero para mantener a su familia, así que decidió ir a Reino Unido a participar en un concurso donde buscaban a la mujer más fea del mundo, su condición física la convirtió en curiosidad nacional.
Luego fue llevada al circo, recorriendo las ciudades de Gran Bretaña, donde toda la gente se apresuró a verla.
A pesar de ello, prefirió aguantar las burlas de la gente para poder criar a sus hijos y darles una buena educación. Se mudó en 1933 a los Estados Unidos donde murió.
Actualmente esta mujer se ha convertido en una figura inspiradora para personas que tienen esta enfermedad y que gracias al amor a su familia y valentía de enfrentar al mundo, muestra que la belleza es interior.