"Los robots son asistentes incansables. No pueden contagiarse ni caer enfermos". Estos auxiliares han sido contratados por el jefe de la unidad de cuidados intensivos del hospital Circolo de Varese, en el norte de Italia, congestionado por enfermos de COVID-19.
Pequeños, dotados con una cabeza-pantalla rectangular, parecen salidos de una película futurista.
Dirigidos a distancia, los seis robots adquiridos recientemente por el hospital trabajan al lado de los enfermos, verifican sus constantes vitales o activan los procedimientos indispensables para mantener con vida a los pacientes más graves.
Al pilotar estas joyas de la electrónica a distancia, médicos y enfermeras de este hospital de Varese, se protegen y ahorran equipos de protección. Y según los médicos, estos pequeños robots tienen otra ventaja: arrancan sonrisas a algunos pacientes.
Cerca de la frontera suiza, Varese es una de las zonas menos afectadas de Lombardía, que concentra la mitad de los muertos en Italia. Pero su hospital ha recibido a muchos pacientes en estado grave de otros lugares como Bérgamo, donde los servicios sanitarios están completamente desbordados.
En Lombardía, el personal médico fue "duramente afectado por el virus. El hecho de que estos robots no se infecten es algo formidable", dice Francesco Dentali.
Según el Instituto Superior de Salud, cerca del 10% de los 120.000 infectados oficialmente reportados en el país, es personal sanitario.
La orden de médicos ha elaborado una lista de 70 facultativos fallecidos desde el inicio de la pandemia, aunque no ha podido precisar si todos se deben al coronavirus.
Con más de 15.000 fallecidos, de ellos 8.300 en Lombardía, Italia lidera la siniestra lista mundial de mortalidad, según datos oficiales.
Pero el número de fallecidos puede ser mucho más alto, como demuestran los primeros datos sobre letalidad del virus en zonas afectadas.