La “Ley de Martec” establece que las organizaciones crecen logarítmicamente mientras las evoluciones tecnológicas lo hacen exponencialmente. De aquí la brecha que observamos y el rezago en que caen muchas organizaciones. Este hecho demuestra que las organizaciones no evolucionan tan rápido debido a que los cambios en el comportamiento y la cultura llevan tiempo. Solo hay cierto número de cambios en las personas, los procesos y las tecnologías que una organización puede convertir en resultados de valor a la vez, al menos sin una interrupción importante. Por ello la urgencia de lograr las transformaciones en las organizaciones (digitales, de comportamientos y en procesos de valor).

Las ciencias del comportamiento (Behavioral Sciences), llevadas a la práctica en la mercadotecnia han permitido el uso de tecnología originalmente diseñada para estudiar el cerebro desde la perspectiva clínica para dar respuesta a por qué actuamos como actuamos cuando recibimos un estímulo comercial. Esta evolución ha tomado dos rutas diametralmente opuestas, por un lado con hallazgos que vemos convertidos en libros de fácil lectura o conferencias de ventas; por el otro, en una auténtica inmersión en investigación científica con herramientas y metodologías que nos permitan conocer no solo al cerebro, sino a nuestros sentidos.

Para que las empresas puedan aprovechar estas nuevas tecnologías como: electroencefalogramas (EEG), imagen por resonancia magnética (MRU y fMRI), seguimiento ocular y lectura facial, entre otras, tienen que ser flexibles en tanto que el mercado requiere adaptación y ágiles porque los cambios deben ser rápidos, pero fundamentados. La analítica de datos para la comprensión de los resultados es una de las áreas de oportunidad actuales y sin duda, de las que evolucionarán más rápidamente aprovechando los recursos que la Inteligencia Artificial nos está ofreciendo hoy día (ejemplo: ChatGPT).

*Directora de Mercadotecnia y Análisis, Región Centro-Sur