Francia debe empezar a sanear sus finanzas a partir de 2023 tras haber desembolsados miles de millones de euros para aliviar a las empresas y los hogares ante la crisis energética, recomendó el lunes el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Con sus medidas para limitar el precio de la electricidad y del gas, sus ayudas energéticas, la rebaja del precio del combustible, etc., Francia aumentó sus gastos desde hace un año, estimados en más del 2% de su PIB.
Estas medidas se suman a los miles de millones movilizados por el gobierno durante la crisis del covid-19 para financiar el desempleo parcial y el cierre de los comercios durante los confinamientos de 2020.
Tras estas dos crisis y cuando terminan las ayudas vinculadas a la pandemia, "empezar la consolidación presupuestaria en 2023 está justificado", escribe el FMI en sus conclusiones de una misión de evaluación económica de Francia.
Sin embargo, la institución financiera con sede en Washington apunta que esta no es la senda fiscal del gobierno de Macron, que prevé estos ajustes fiscales a partir de 2024.
Francia proyecta un déficit público del 5% en 2023, tras un 4,9% en el actual ejercicio, y prevé pasar en 2027 por debajo del 3%, límite establecido en las reglas fiscales de la Unión Europea (UE), actualmente suspendidas.
Con un crecimiento de la economía estimado del 0,7% en 2023, el FMI teme en cambio un "ligero aumento del déficit" por la prolongación de las ayudas energéticas y la supresión de los impuestos sobre la producción para las empresas.
La institución financiera también puso el acento en las reformas estructurales, como un retraso de la edad de jubilación, finalizar la reforma del seguro por desempleo y reducir algunos gastos (combustibles fósiles) y funcionarios.