/ domingo 7 de mayo de 2023

Síndrome del Nido Vacío

Emociones y pensamientos de tristeza que sienten algunas madres cuando sus hijos se van de la casa


A vísperas del "Día de la Madre", generalmente buscamos como consentirlas y agradarles en su día especial, como hijos tratamos de compensarlas por tanto amor y demostrarles lo importantes que son en nuestras vidas. Para muchas mujeres este día es de fiesta, para otras es continuar con un terrible dolor y tristeza que experimentan desde que sus hijos deciden emprender su propio camino y dejan "el nido vacío".

Este síndrome es un conjunto de sentimientos que presentan las madres y alguno que otro papá, cuando sus hijos se van de la casa familiar, síntomas como dolor, soledad, tristeza, anhelo, aflicción, desesperanza, necesidad de estar solo, llanto frecuente, sentirse débil, pérdida del sentido de la vida, anhedonia, entre muchas otras dolencias es lo que estas personas viven en su día a día.

Según algunos expertos en el tema, este síndrome es como una especie de duelo, el cual debemos ir trabajando cada etapa de este y no dura más de 6 meses, si esto se prolonga es necesario acudir con un especialista, pues esa tristeza se vuelve crónica donde incluso si es persistente se puede llegar a una depresión profunda que puede traer fatales consecuencias.

"El síndrome del nido vacío responde a una sensación de absoluta soledad, luego de haber hecho girar su vida en torno a la crianza de una persona, durante 18 años o más", menciona la doctora Estrella Flores Carrero.

Para lograr salir adelante la experta recomienda:

  • Prepararse para cuando el momento llegue

Una de las maneras más efectivas para que el síndrome del nido vacío no afecte en demasía, es procurar desarrollar una mentalidad con la que se acepte que nuestros hijos van a marcharse un día de casa, y que eso significa que será un abandono de por vida.

  • Vivir nuevas experiencias

La doctora recomienda, hacer actividades nuevas, viajar, y realizar aquellas cosas para las que antes no se tenía tiempo suficiente como pintar, crear manualidades, trabajar y todo aquello qué fuimos posponiendo como estudiar.

  • Desarrollar la inteligencia emocional

Cuando contamos con las herramientas que nos brinda la inteligencia emocional, el síndrome del nido vacío será solo un proceso pasajero, ya que se contará con el conocimiento suficiente como para comprender que lo normal es que los hijos formen su propio hogar fuera del nuestro.

  • Aceptar que es normal extrañar a nuestros hijos

Es perfectamente entendible que ante una ausencia, después de tantos años, echemos de menos a una persona. Lo que cuenta a partir de ahora es que lo aceptemos como algo normal y que siempre vivirán en nuestro corazón, aunque ya no estén en la casa.

Algo importante es mantener una sana relación con nuestros hijos una vez que se van, es terrible visitar la casa familiar donde sólo escuchemos reproches, enfermedades y lo mal que la pasan nuestros padres desde que nos fuimos, todo lo contrario es llegar a un hogar alegre, con nuestros padres felices y dispuestos a escuchar lo bien que nos va, ese sabio consejo cuando las cosas se complican y ese abrazo solidario, lleno de amor incondicional.

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Como madres debemos aprender a dejar volar a nuestros críos, estar seguras y satisfechas de esos grandes hombres y mujeres que formamos, los que hoy deciden emprender su propio camino con las alas que preparamos desde que eran pequeños, esas que son fuertes, valientes, seguros de sí mismos y que emprenden su propio vuelo como cuando nosotros hicimos lo mismo.


A vísperas del "Día de la Madre", generalmente buscamos como consentirlas y agradarles en su día especial, como hijos tratamos de compensarlas por tanto amor y demostrarles lo importantes que son en nuestras vidas. Para muchas mujeres este día es de fiesta, para otras es continuar con un terrible dolor y tristeza que experimentan desde que sus hijos deciden emprender su propio camino y dejan "el nido vacío".

Este síndrome es un conjunto de sentimientos que presentan las madres y alguno que otro papá, cuando sus hijos se van de la casa familiar, síntomas como dolor, soledad, tristeza, anhelo, aflicción, desesperanza, necesidad de estar solo, llanto frecuente, sentirse débil, pérdida del sentido de la vida, anhedonia, entre muchas otras dolencias es lo que estas personas viven en su día a día.

Según algunos expertos en el tema, este síndrome es como una especie de duelo, el cual debemos ir trabajando cada etapa de este y no dura más de 6 meses, si esto se prolonga es necesario acudir con un especialista, pues esa tristeza se vuelve crónica donde incluso si es persistente se puede llegar a una depresión profunda que puede traer fatales consecuencias.

"El síndrome del nido vacío responde a una sensación de absoluta soledad, luego de haber hecho girar su vida en torno a la crianza de una persona, durante 18 años o más", menciona la doctora Estrella Flores Carrero.

Para lograr salir adelante la experta recomienda:

  • Prepararse para cuando el momento llegue

Una de las maneras más efectivas para que el síndrome del nido vacío no afecte en demasía, es procurar desarrollar una mentalidad con la que se acepte que nuestros hijos van a marcharse un día de casa, y que eso significa que será un abandono de por vida.

  • Vivir nuevas experiencias

La doctora recomienda, hacer actividades nuevas, viajar, y realizar aquellas cosas para las que antes no se tenía tiempo suficiente como pintar, crear manualidades, trabajar y todo aquello qué fuimos posponiendo como estudiar.

  • Desarrollar la inteligencia emocional

Cuando contamos con las herramientas que nos brinda la inteligencia emocional, el síndrome del nido vacío será solo un proceso pasajero, ya que se contará con el conocimiento suficiente como para comprender que lo normal es que los hijos formen su propio hogar fuera del nuestro.

  • Aceptar que es normal extrañar a nuestros hijos

Es perfectamente entendible que ante una ausencia, después de tantos años, echemos de menos a una persona. Lo que cuenta a partir de ahora es que lo aceptemos como algo normal y que siempre vivirán en nuestro corazón, aunque ya no estén en la casa.

Algo importante es mantener una sana relación con nuestros hijos una vez que se van, es terrible visitar la casa familiar donde sólo escuchemos reproches, enfermedades y lo mal que la pasan nuestros padres desde que nos fuimos, todo lo contrario es llegar a un hogar alegre, con nuestros padres felices y dispuestos a escuchar lo bien que nos va, ese sabio consejo cuando las cosas se complican y ese abrazo solidario, lleno de amor incondicional.

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Como madres debemos aprender a dejar volar a nuestros críos, estar seguras y satisfechas de esos grandes hombres y mujeres que formamos, los que hoy deciden emprender su propio camino con las alas que preparamos desde que eran pequeños, esas que son fuertes, valientes, seguros de sí mismos y que emprenden su propio vuelo como cuando nosotros hicimos lo mismo.

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