Investigadores estudiaron a niñas de entre 7 a 12 años de edad y durante el experimento descubrieron que, cuando la niña oía la voz de su madre, sus oídos enviaban estímulos al cerebro parecidos a los que enviarían si recibieran un abrazo de ellas. De ahí la sensación de sentirse contenidas incluso a la distancia.
Para llegar a esa conclusión, hicieron que las niñas pasaran por una situación de estrés: les hicieron pruebas de aritmética en público. Luego las dividieron en tres grupos. Cada niña del primer grupo recibió una llamada telefónica de su madre, las del segundo grupo recibieron un abrazo y el tercer grupo vio una película considerada emocionalmente neutra.
Según los expertos, los dos primeros grupos revelaron un aumento idéntico en el nivel de oxitocina, una especie de "sedante natural" asociado a la empatía y capaz de aliviar los efectos del cortisol, la hormona del estrés. En el tercer grupo, no hubo aumento en el nivel de esa hormona.
Después de este estudio se realizaron más en donde se muestra que los efectos de la voz materna no sólo son beneficiosos de manera terapeúrica, también ayudan a entender a un niño las situaciones en las que se encuentran, por ejemplo, si están en peligro o en una zona segura.
El psicólogo AJ DeCasper publicó un estudio, donde se reveló que la voz de las madres es una mejor alerta en caso de peligro que una alarma muy ruidosa.
Lo que hizo fue personalizar alarmas de incendio al incluir la voz de las madres del 50 % de los niños y con el resto usaron alarmas estándar de incendios. Descubrió que el 96 % de los niños con alarmas personalizadas se levantaron mientras que sólo el 53 % de quienes tenían alarmas estándar lo hicieron.
Ellos descubrieron que existe un proceso neuronal que hace que los niños prefieran la voz de sus madres a otros sonidos, ya que lo relacionan con aspectos positivos en su vida.
Así que ya sabes, si te encuentras lejos o cerca de ella y te sientes triste, no hay nada mejor que llamar a tu madre