En realidad es la toxina lo que hace que de entre todas las sustancias tóxicas fabricadas por animales, los laboratorios la empleen mediante la biomedicina, para consumirse en dosis mínimas, para un sinfín de objetivos beneficiosos para el organismo.
Según las científicas, Elena Sanz y Sarah Romero, laboratorios brasileños han logrado mejorar y reducir la toxicidad de la crotoxina, una toxina extraída del veneno de la serpiente de cascabel de América del Sur y que tiene propiedades analgésicas, antiinflamatorias y antitumorales, para tratar el dolor crónico.
Hasta ahora, la crotoxina se limitaba a uso medicinal debido a su alta toxicidad, si bien los investigadores, cuyo trabajo ha sido publicado en la revista 'Toxins', han evidenciado que sus efectos terapéuticos se pueden mejorar cuando se encapsula en sílice nanoestructurada SBA-15, un material desarrollado originalmente para su uso en formulaciones de vacunas.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades y el Departamento de Salud y Medioambiente de Kansas han vinculado la infección por Salmonella Oranienburg de una persona a tomar pastillas de víbora de cascabel.
Las pastillas de este reptil se suelen comercializar como remedio para varias afecciones, como el cáncer y la infección por el VIH. Al encapsular están compuestas de carne deshidratada y pulverizada de víbora de cascabel en forma de pastilla.
Miguel Janssen, experto de Pentapharm, recuerda que la firma está preparando un medicamento que podría eliminar las temidas metástasis en pacientes de cáncer. Explica que ciertos componentes del veneno evitan la formación de nuevas vías sanguíneas necesarias para la proliferación de las células cancerosas.
El científico asegura que las substancias de las diferentes especies de serpientes podrán emplearse en el tratamiento de otras enfermedades hasta ahora incurables. Señala incluso que hay esperanzas para tratar a paralíticos con toxinas extraídas de los venenos que pueden unir nervios separados y hacerlos crecer.