A pesar de ser una enfermedad prevenible y curable, la tuberculosis sigue siendo la enfermedad infecciosa más letal y más frecuente en el mundo.
Diariamente contraen este mal 30 mil personas en todo el mundo, y se registran unos cuatro mil 500 decesos. Se calcula que la lucha contra la tuberculosis ha salvado 54 millones de vidas desde el año 2000, y la tasa de mortalidad se ha reducido en 42 por ciento.
En 2018, la Secretaría de Salud reportó en México dos mil 235 casos en total, y en los primeros meses de 2019, se registraron 667 casos de tuberculosis en mujeres y mil 125 en hombres.
En México, existen diversas estrategias para controlar esta afección que se relaciona con el nivel socioeconómico: entre más pobres, el riesgo es mayor, porque en ese sector falta educación, buena alimentación y vacunación.
La enfermedad se origina por la bacteria Mycobacterium tuberculosis. Los enfermos tienen más probabilidades de transmitirla a las personas con quienes conviven todos los días como familiares, amigos y compañeros de trabajo o escuela.
Se manifiesta con fiebre, neumonía y granulomas, y puede causar daño en cualquier órgano o tejido, sobre todo el pulmón. También puede afectar hígado, riñones, meninges en población pediátrica, incluso en varios órganos al mismo tiempo (tuberculosis miliar).
Pero no todos somos susceptibles, sólo 10 por ciento de la población se enferma. Regularmente ocurre cuando somos pequeños o adultos mayores, pero la tuberculosis pulmonar, la más común, tiene más incidencia en población de 25 a 50 años.
Sin embargo, a pesar de la disminución en el número de decesos, esta afección continúa en el mundo; persistencia debida a que muchos de los pacientes no completan el tratamiento y la bacteria genera resistencia.
La tuberculosis es una de las enfermedades llamadas ‘de la pobreza’, pero sin importar su estigmatización, la gente debe acudir a los centros de salud para tener un diagnóstico adecuado e iniciar un tratamiento.
De ahí que es una tarea prioritaria reducir los decesos y la tasa de incidencia a menos de 10 casos por 100 mil habitantes, además de lograr que ninguna familia afectada tenga que hacer frente a costos catastróficos.