Además de fiebre, tos y falta de aliento, cada vez es más evidente los síntomas en pacientes de Covid-19 asociados con daños cerebrales como la desorientación; aunque algunos médicos señalan que a veces se debe a la falta de oxígeno en la sangre, algunos casos parece demasiada alta en relación con el daño sufrido en los pulmones, lo que despierta interrogantes sobre el impacto del nuevo coronavirus en el cerebro y el sistema nervioso.
Un estudio publicado en la revista de la Asociación Médica Estadounidense indica que el 36% de un grupo de 214 pacientes chinos observados por médicos tuvieron síntomas neurológicos como la pérdida de olfato, neuralgias, convulsiones y accidentes cerebrovasculares.
Otro artículo del New England Journal of Medicine, señala que médicos franceses estudiaron a 58 pacientes con coronavirus y comprobaron que la mitad de ellos estaban desorientados o agitados. Unos escáneres cerebrales mostraron posibles inflamaciones.
Virólogos señalan que el virus puede afectar el cerebro de dos formas:
La primera ocurre por el inicio de una respuesta inmunitaria anormal llamada tormenta de citocinas, que provoca una inflamación del cerebro denominada encefalitis autoinmune.
La segunda se produce por una infección directa del cerebro llamada encefalitis viral. El cerebro está protegido por la barrera hematoencefálica, que se encarga de bloquear las sustancias intrusas, aunque en ocasiones puede fallar y dejar pasar alguna.
Algunos científicos sostienen la hipótesis de que la nariz podría ser la vía de acceso hasta el cerebro, ya que la pérdida de olfato es habitual para numerosos enfermos de COVID-19. Pero esa teoría se ve debilitada por el hecho de que muchos pacientes que pierden el olfato no sufren graves problemas neurológicos.
La principal teoría es que el impacto en el cerebro es fruto de una respuesta inmunitaria excesiva, pero para confirmarla es necesario detectar el virus en el líquido cerebroespinal de un enfermo.
Un proyecto de investigación para confirmar el impacto del coronavirus en el cerebro de la Universidad de Nueva York, observó crisis convulsivas en pacientes de COVID-19 que jamás habían sufrido ninguna antes de enfermar, así como minúsculas y "singulares" hemorragias cerebrales.
Sin embargo, tomar una muestra del líquido cerebroespinal de un quincuagenario con la materia blanca del cerebro gravemente afectada es complicado en pacientes que necesitan un respirador artificial y, como la mayoría de ellos fallece, no se ha logrado estudiar correctamente los daños neurológicos.
Un experto en neurología, señala que el 40% de quienes sobrevivieron al coronavirus sufren esos problemas, aunque se desconoce si los trastornos son duraderos pero explica que, para los enfermos de COVID-19, el regreso a la normalidad suele llevar más tiempo que a quienes sobrevivieron a un ataque al corazón o un accidente cerebrovascular.
(Con información de AFP)