Si eres de las personas que no “perdonan” tomar refresco durante la ingesta de alimentos o bien cuando se tiene sed, calor y en cualquier oportunidad, debes tener cuidado pues según estudios una lata de 355 mililitros diario, podría estar perjudicando fuertemente tu salud.
Uno de los más malos hábitos que tiene el ser humano es consumir refrescos no importa la marca, si son de cola o de sabor, cualquiera es dañino a la salud, pues todos contienen azúcares añadidos, u otros edulcorantes como jarabe de maíz de alta fructosa, sacarosa, concentrados de zumo de frutas, entre otros ingredientes perjudiciales para el cuerpo.
Es común que en muchas familias se acostumbre a dar refresco a los niños, muchos de los cuales su primer palabra es “coca”, lo cual resulta simpático, pero no sabemos el daño que les estamos generando y peor aún el mal hábito qué fomentamos desde tan corta edad, “no importa que no les des coca, si es refresco de sabor tiene los mismos ingredientes nocivos. Tampoco es valido decir lo “rebaje con tantita agua", fomentar el consumo y acercarlo a los menores es algo que ningún padre debería hacer, si entre su prioridad esta inculcar buenos hábitos alimenticios a su menor”, explica la pediatra Lourdes Pacheco.
Según estudios publicados por la Universidad de Harvard consumir a diario bebidas carbonatadas, aumenta el peso y es factor importante de obesidad.
El consumidor tiene riesgos de tener deterioro cognitivo, enfermedades cardíacas y ser propenso a diabetes tipo 2, cardiopatías y cáncer, lo cual aumenta el riesgo de tener muerte prematura.
Otra de las enfermedades son las hepáticas por su alto contenido de azúcares y fructosa que solo puede metabolizar el hígado y en exceso lo sobrecarga.
Los consumidores habituales presentan daño en los dientes en especial quienes consumen refrescos de cola pues afecta el ácido fosfórico.
En la piel también genera daño como el acné y envejecimiento de la piel, además de no aportar un solo nutriente por tener calorías vacías.
¿Qué hace el refresco tan adictivo?
Según estudios realizados el cerebro tiene una zona llamada sistema de recompensa, el cual da una “satisfacción” a las personas cuando hacen acciones que favorecen la supervivencia, por ejemplo, al comer. Los refrescos están cargados de azúcares que dan un efecto de bienestar y energía A quienes lo consumen y causan un efecto bioquímico en el cerebro, pidiendo más y más producto para estar y sentirse bien, un bienestar efímero, advierte Leonardo Sánchez, especialista en el tema.
“A la hora de comer el cerebro libera dopamina, misma que proporciona una especie de placer, y para obtener más de esta sustancia el cerebro busca que se realicen más de esas mismas acciones. Cuando consumimos refrescos se libera una mayor cantidad de dopamina lo que puede provocar antojos”, menciona en uno de sus artículos la Revista Healthline.
Según la doctora Liliana Acevedo, dejar de consumir refrescos si se tiene un hábito muy arraigado “consumir aunque sea una lata al día, ya te hace ser un dependiente (…) a veces “romantizamos” el hecho de decir, “solo es un vasito”, algo que te es difícil dejar es una adicción, sea como sea”.
Para comenzar el proceso Acevedo advierte que se debe tomar conciencia del daño que le estamos generando al organismo, primero debemos ir dejando poco a poco, pues el “bienestar” que produce el sabor y quitarlo de golpe hará que te sientas nervioso, mal humorado y cansado.
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Por ello cambia de regular a ligth y solo consuelo cuando de verdad tengas muchas ganas de hacerlo, preferible toma agua mineral, café o mastica un chicle al momento de sentir la sensación qué deseas algo dulce. En una jarra pon frutas como fresa, naranja, toronja, también limón, rodajas de pepino y algunas platas aromáticas como el romero, albahaca, menta o manzanilla para dar un delicioso sabor al agua y si la mantienes en refrigeración será una verdadero placer con el que poco a poco te irá quitando el deseo de abrir un refresco. Después de todo no olvides que es por estar y sentirte maravillosamente ¡mucho éxito!