El glaucoma es una enfermedad que daña el nervio óptico del ojo, pues generalmente se produce cuando se acumula fluido en la parte delantera del ojo y aumenta la presión en este dañando el nervio óptico.
A propósito del Día Mundial del Glaucoma, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), dio a conocer a través de su plataforma digital que el nervio óptico transmite las imágenes del ojo al cerebro y el aumento de la presión intraocular va afectando de manera lenta y progresiva a sus fibras nerviosas, produciendo una lesión que es irreversible, por lo que dependiendo del grado de destrucción del nervio óptico la pérdida de visión es mayor a menor.
El Instituto informó que es la principal causa de ceguera en personas mayores de 60 años, pero puede prevenirse si se trata a tiempo, pues el glaucoma es una enfermedad frecuente que afecta a un 2 por ciento de la población mayor de 40 años y a un 14 por ciento de los mayores de 60 años.
Se dijo que el problema es que se calcula que solo la mitad de los pacientes con glaucoma saben que padecen esta enfermedad debido a que, en un principio, no procede síntomas y al paciente le es muy fácil detectar la pérdida de visión periférica que ocurre en etapas tempranas de la enfermedad.
El IMSS explicó que existen unos parámetros bajos en los que hay más posibilidad de padecer glaucoma, como son antecedentes familiares, la diabetes, el tabaco, la miopía y la hipermetropía, el tratamiento prolongado con corticoides o la exposición al sol y por supuesto la edad.
Este tipo de afectación ocular puede generarse a cualquier edad, pero el envejecimiento es uno de los factores de riesgo más importantes, muchos tipos de glaucoma no presentan signos de advertencia, el efecto es tan gradual que posiblemente no se note un cambio en la vista hasta la afectación se encuentre en una etapa avanzada.
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Por lo anterior, advirtió que si el glaucoma no es tratado o controlado en las primeras fases, puede ocasionar una pérdida de la visión periférica y finalmente desencadenar en la ceguera, por ello es necesario es importante realizarse exámenes oculares periódicos que incluyan mediciones de la presión ocular para poder realizar un diagnóstico en las etapas iniciales y tratarlo adecuadamente.