Más de 170 países se unieron ayer a la Semana Mundial de la Lactancia Materna, con el objetivo de fomentar esta práctica en beneficio de la salud física, mental y emocional de las y los bebés.
Hasta el 7 de agosto diversas instituciones y organizaciones civiles promoverán charlas y actividades en las redes, con el objetivo de reivindicar la lactancia, y cuestionar las ideas y prejuicios que la rodean.
Tal es el caso de la Colectiva Tonatzin, una agrupación fundada en Querétaro, que desde el 2019 busca garantizar el derecho a la salud y el acceso de las mujeres y sus crías a una vida digna. Debido a la contingencia sanitaria, sus impulsoras decidieron convocar este año a las mujeres a través de Zoom para una tetada virtual que permitiera visibilizar la lactancia materna como una de las estrategias que deben ser fomentadas para este cometido.
De acuerdo con una de las activistas, Alejandra Cano, la lactancia no solo proporciona a las y los bebés todos los nutrientes que requieren para su óptimo crecimiento, también refuerza su sistema inmunológico y coadyuva a su desarrollo emocional y psicológico.
Instancias como la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomiendan que la leche materna sea alimento exclusivo de los bebés hasta los seis meses, así como extender su práctica hasta dos años o más, en combinación con otros alimentos.
Además de disminuir la taza de mortalidad infantil, el organismo señala también que su práctica beneficia a las mamás, ya que permite su recuperación física luego del embarazo, y contribuye a disminuir las probabilidades de desarrollar cáncer de ovario o de mama, así como hipertensión, osteoporosis y anemia, entre otros padecimientos.
Sin embargo, en México solo 1 de cada 3 bebés recibe la leche materna hasta los 6 meses como alimento exclusivo, siendo las fórmulas uno de los suplementos más utilizado por las familias.
En pro de la lactancia
Pese a los señalamientos de médicos y familiares, Cano sigue amamantando a su bebé de 4 años. Señala que hacerlo ha sido como construir una trinchera en torno a su maternidad, pues calificativos como “mala madre” son dirigidos constantemente contra su persona, aún pese a las investigaciones que respaldan esta práctica.
Aunque ha sido difícil contrarrestar los prejuicios y señalamientos que existen en torno a la lactancia– sobre todo cuando se extiende más de seis meses–, la también socióloga afirma que cada vez más mujeres abrazan esta idea desde la trinchera de la crianza con apego: “los bebés piden leche no solo porque tengan hambre, sino también para sentirse a salvo, tranquilos, sentirse parte de”.
En concordancia, Sarah Moëbius, quien también continúa amamantando a su bebé de casi dos años, afirma que el rechazo a esta práctica en el fondo tiene que ver con las creencias que existen en torno al cuerpo de la mujer, y los intereses económicos de las industrias alimentarias, pues su práctica fomenta el consumo de alimentos más naturales, y la aproximación de las mujeres a sus propios cuerpos, no como objetos de deseo o en función del consumo masculino.
La apuesta– coinciden ambas mujeres–, no es solo que más madres conozcan los beneficios de la lactancia, sino también, que la ejerzan libremente y que su práctica se normalice en el espacio público, pues aseguran que por lo menos una vez, han sufrido discriminación.