Con más de 450 millones de años de existir en el planeta, en México existen 289 especies de alacranes, pero de ellos únicamente 14 son considerados tóxicos.
De acuerdo a especialistas, estos arácnidos se han ido adaptando a las condiciones climáticas, resistiendo los drásticos cambios de clima, se han encontrado fósiles de esos animales en el mar, y otros de hasta de un metro de largo.
Sin embargo, debido a la toxicidad de su veneno se han generado diversos mitos que aluden a su peligrosidad, síntomas que provoca su picadura, sobre su anatomía, alimentación y hasta de su gestación, aunque algunos han resultado ser ciertos y aquí te decimos cuáles.
1. Tienden a atacar sin razón alguna (mito)
Ningún alacrán tiene la finalidad de atacar a una persona, sólo inyectará su veneno si se siente en peligro; es su mecanismo de defensa para capturar a una presa o defenderse de su depredador.
2. Tienen un aguijón en forma de media luna (realidad)
Los alacranes tóxicos tienen un aguijón en forma de media luna, las tenazas delgadas, un color uniforme y el segmento de su cola es ovalado. Viven en zonas rurales y baldíos.
3. Sus tenazas son gordas y tienen doble aguijón (realidad)
Los alacranes no tóxicos presentan una cola más derecha, sus segmentos son cuadrados, sus tenazas son gordas y tienen rayas de diferentes tonalidades, así como doble aguijón. Viven en zonas urbanas, pero les gusta más el calor humano.
4. Aparecen más en tiempo de calor (realidad)
Una de las características de este arácnido es que a pesar de aparecer más en tiempo de calor, su temperatura es fría y sólo se presentan en pareja en temporada de apareamiento.
5. Siempre están en pareja (mito)
Jamás estarán en pareja, salvo al momento del apareamiento, pero una vez que se aparean, el macho tiene que correr porque la hembra se lo come.
6: Son ovíparos y alcanzan su madurez al mes de nacidos (mito)
Son ovíparos y vivíparos, es decir que pueden tener sus crías en huevecillos o dentro de su vientre, desarrollando desde cinco hasta 150 crías en una gestación que dura de 29 a 32 días y alcanzan su madurez a los seis meses de nacidos.