A través de uno beso podemos reducir el estrés, la ansiedad y la tensión, además combatir contra la depresión, el desánimo y aumentar la autoestima.
No solo mejora la salud mental, también previene la aparición de caries, disminuye la placa bacteriana, mejora tus defensas, alivia el dolor y según información de un estudio japonés, 30 minutos de besos apasionados podrían ayudar a controlar la alergia al polen, al producirse histamina.
El cerebro de los amantes registra mayor actividad en el área central tegmental y según expertos, la cantidad de endorfinas que se liberan en uno beso, equivale al efecto que produce una dosis mínima de morfina.
Según un estudio de Gallup en 2007, encontraron diferencias en el significado de uno beso para un hombre y una mujer; para la mayoría de los hombres, es un modo de dar paso hacia la relación sexual, mientras las mujeres, suelen usarlo para evaluar si esa persona sería una buena pareja a largo plazo.
Cuando juntamos los labios con otra persona se liberan diferentes hormonas, entre ellas: endorfinas que generan sensación de bienestar y felicidad; testosterona relacionada con el deseo sexual; oxitocina, que se relaciona con el deseo sexual, la lactancia, el apego y el amor; adrenalina y noradrenalina que elevan la presión arterial y los latidos del corazón y GABA, encargada de modular las respuestas de tranquilidad y relajación.
Fuente: neuropsicologueando