Desde hace varios años perros y gatos se han convertido en “todo” para sus dueños, no es raro ver a parejas pasear con sus “perrhijos” en carriolas, vestirlos, hacerles papilla, celebrarles cumpleaños, llevarlos a terapias y todo lo que normalmente se hace con un bebé.
Este fenómeno se decía era exclusivo en la generación millennial, donde las parejas e incluso personas solas buscaban tener un apego emocional con su mascota, entonces aparecieron los perrhijos y gatihijos.
Perros y gatos que son vestidos hasta con disfraces, les lavan los dientes después de cada comida picada tipo papilla como si el animal no pudiera comerlo por si solo, le ponen zapatos, lentes, los pasean en carreolas, les mandan un sin fin de cosas como si se tratara de la película “Un Chihuahua en Beverly Hills”.
“Humanizar a cualquier animal es un verdadero acto de crueldad, por más que tú pienses que lo estás tratando con amor (…) son animales, no seres humanos. Ellos son diferentes a nosotros, actúan por instinto y tratarlos de esta manera les afecta incluso en su supervivencia”.
A decir del investigador de la UNAM Raúl Valadez, el romper la relación que se tenía desde hace 20 mil años entre el humano y el animal es un daño que se les hace, porque será imposible que después puedan a reconocer a su especie como su par.
“A partir de la década de los 80, los perros se convirtieron en un artículo de comercio, pues al adquirir uno también se compra gran cantidad de objetos para él; esto se reforzó cuando aparecieron cintas donde eran los protagonistas. Todos querían ciertas razas, sin importar si eran las más adecuadas para las necesidades de la familia".
Cada vez es más común incluso tener a las mascotas en mini departamentos, donde no son libres, ni pueden desarrollarse como lo dicta su condición, incluso para los humanos también existe una verdadera confusión al mencionar que somos madres o padres del perro o el gato.
Cuando el amor es desmedido por los animales se habla de una patología “la petofilia”, la cual proviene de la suma de la palabra inglesa pet que traduce 'mascota', a la griega philos, que significa 'amor' o 'amistad', dando como resultado una obsesión o preocupación exagerada por los animales de compañía, llegando incluso a constituir una relación insana que genera perjuicios tanto a personas como a animales.
Está condición va creciendo hasta hacerse un hiperapego y una dependencia insana hacia sus mascotas que puede, a su vez, impactar la calidad de vida del animal.
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