Después de un largo periplo, la orangutana Sandra, desde 2014 reconocida legalmente en Argentina como "persona no humana", se encuentra en el Centro para Grandes Simios de Wauchula, en el centro de Florida, donde podrá compartir con otros de su especie y vivir en mejores condiciones.
Según informó el Centro para Grandes Simios, "Sandra vivió sola en el zoológico de Buenos Aires desde 2008 hasta que cerró y se mudó a Estados Unidos en septiembre de 2019".
La orangutana nacida en Alemania pasó la cuarentena que exigen las autoridades en un zoológico de Kansas y este mes fue trasladada al centro en Wauchula, "donde tendrá la oportunidad de conocer a otros orangutanes y recibir atención permanente", precisó el albergue.
Fundado por Patti Ragan hace 31 años, el Centro para Grandes Simios de Florida está localizado en el área rural de Wauchula, una zona boscosa y húmeda, y posee una superficie de unas 40 hectáreas.
Antes de que llegara Sandra vivían en este lugar 21 orangutanes, de distintas edades, todos rescatados de circos, de la industria del entretenimiento o de hogares que los tenían como mascotas.
Aparte hay simios de otra especies, de los cuales el más famoso es Bubbles, el chimpancé del fallecido cantante Michael Jackson, que llegó en 2005 a Wauchula.
En 2017 una galería de Miami organizó una exposición de pinturas realizadas por algunos de los grandes simios internos en el centro de Florida, entre ellos Bubbles, con el fin de recaudar fondos para el mantenimiento de la institución.
En 2014, en Argentina, donde vivió 25 años, Sandra fue el primer animal reconocido en un sentencia judicial como "persona no humana".
La Justicia argentina reconoció sus derechos básicos como "ser sintiente" en vez de ser considerada como un objeto o cosa susceptible de propiedad, una decisión que sentó precedente en la jurisprudencia del país.
La orangutana de 53 kilos vivía desde los 8 años en el zoo (ahora ecoparque) de Buenos Aires, donde se encontraba expuesta al ruido de la ciudad y a la ausencia de otros animales de su especie.
Tras el proceso legal, el Gobierno de la ciudad de Buenos Aires se vio obligado a reubicarla en un santuario acorde a su especie en el que pudiese desarrollar su vida en un estado real de bienestar.