Desafiando una lluvia torrencial, miles de manifestantes se concentraron el sábado en Glasgow para marchar por la "justicia climática" en una jornada de movilización mundial, después de que la activista sueca Greta Thunberg denunciase las negociaciones de la COP26 como un "fracaso".
Organizadores y policía preveían unos 50.000 manifestantes en la ciudad escocesa que desde el 31 de octubre y hasta el 12 de noviembre recibe a los representantes de casi 200 países con la misión de alcanzar un acuerdo urgente para limitar el calentamiento global.
Sin embargo, la fuerte lluvia y los violentos vientos retrasaron el inicio de la marcha, convocada por la plataforma Coalición COP26, donde las mojadas pancartas reclamaban "anteponer el planeta al dinero ya".
"¿Qué queremos? ¡Justicia climática! ¿Cuándo la queremos? ¡Ya!", coreaban los activistas cuando la columna inició su recorrido con la esperanza de llegar tres horas más tarde al lugar donde estaban previstos los discursos de diferentes líderes ecologistas.
"El pueblo, unido, jamás será vencido" cantaban en diferentes idiomas, en una protesta que reunía desde los jóvenes que ya manifestaron el viernes su frustración en las calles, hasta el movimiento de desobediencia civil Extinction Rebellion (XR), conocido por sus osadas acciones que paralizan ciudades y suelen acabar en numerosas detenciones.
"Esta es la COP26, hemos tenido 25 antes y todas han sido un fracaso", dijo a la AFP Lilly Henderson, de 17 años y miembro del grupo Viernes por el Futuro, retomando las palabras que su fundadora, Thunberg, lanzó la víspera a la multitud.
Jayne Whitehead, paisajista de 54 años, acudió junto a sus dos hijas. "Quiero que crezcan con un futuro esperanzador, que disfruten del mundo como nosotros lo hicimos cuando éramos jóvenes y poder mirar hacia adelante sin miedo", afirmaba.
"Un solo día no lo cambia todo, pero tenemos que hacer todo lo posible y hoy esto es algo que podemos hacer" pese a la tormenta, reconocía.
"Acción climática ya"
Desde Australia hasta Brasil, pasando por Corea del Sur o Canadá, unas cien marchas similares estaban previstas en todo el mundo.
"Basta de bla, bla, acción climática ya", rezaba una pancarta en Sídney, denunciando la posición del gobierno australiano, defensor de la industria minera nacional.
En Seúl, 500 personas pidieron acciones concretas en un país que cubre en gran medida sus necesidades energéticas con la importación de carbón.
La COP26 debe acordar el modo de cumplir con los objetivos marcados en 2015 por el Acuerdo de París para limitar el aumento de la temperatura media global entre 1,5ºC y 2ºC y evitar las devastadoras catástrofes naturales que implica cada décima de grado adicional.
En el ecuador de las negociaciones, algunos países se comprometieron esta semana a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero, a dejar de utilizar carbón como fuente de energía, a acabar con la financiación extranjera de los combustibles fósiles, a frenar la deforestación y a reducir la emisión de metano.
Todo esto después de que un importante estudio mostrara que las emisiones mundiales se dirigen a alcanzar en 2021 los niveles anteriores a la pandemia, que redujo drásticamente toda la actividad económica.
Pero durante la gran marcha que el viernes reunió a miles de jóvenes activistas en Glasgow, los manifestantes mostraron su insatisfacción con lo que consideran pura palabrería.
"Esto ya no es una conferencia del clima. Es un festival global de lavado de imagen", fustigó Thunberg.
Los negociadores harán una pausa el domingo antes de lo que se perfila como una semana frenética de tira y afloja en cuestiones claves pero divisivas como las normas que rigen los mercados de carbono y la transparencia para que todo el mundo pueda vigilar que los demás hacen lo que prometen.
Los compromisos de reducción de emisiones para 2030 con que los países llegaron a la COP26 dejan a la Tierra en la vía de un calentamiento de +2,7ºC a finales de siglo, advierten los expertos.
Hasta ahora, el aumento de la temperatura media global ha sido de 1,1ºC respecto a la era preindustrial y ya está provocando incendios y sequías cada vez más intensos, que destruyen hábitats y provocan desplazamientos de poblaciones en todo el mundo.