Río de Janeiro, Brasil | AFP.- Primero el agua estaba sucia, después con detergente: los residentes de Rio de Janeiro han visto en las últimas semanas salir de sus grifos un agua de mala calidad, el más reciente problema ambiental de Brasil.
Hace poco más de un mes surgieron las primeras denuncias de que el agua de uso cotidiano estaba maloliente y de color marrón en la "ciudad maravillosa", conocida por la belleza de sus playas, pero también por su historia de contaminación y mal manejo de ese vital elemento.
La empresa gestora, Cedae, aseguró que las alteraciones se debían a la presencia de geosmina, una sustancia química generada por las algas.
La entidad, que despidió al director de la planta de tratamiento de aguas de Guandu, usó carbón activado para limpiar la geosmina y aseguró a los 12 millones de habitantes del área metropolitana de Rio que el agua era potable.
Pero el lunes se vio obligada a suspender el suministro desde Guandu tras hacer otro anuncio embarazoso: la detección en el agua de niveles importantes de detergente, de origen desconocido.
La planta abastece de agua a nueve millones de personas. La suspensión del suministro por 14 horas afectó a una importante proporción de la ciudad en pleno verano austral.
A medida que el pánico ganaba a la población, los proveedores de agua embotellada estaban desbordados por la demanda.
"Las entregas se cuadriplicaron. Y todos quieren agua al mismo tiempo. ¿Cómo hacer?", se pregunta Luciana Barbosa de Jesus, dueña de un puesto de distribución de agua mineral en el centro de la ciudad, mientras su equipo de repartidores de botellones de agua cargan a toda velocidad sus camionetas y los remolques de sus bicicletas.
- Escuelas cerradas, carnaval a la vista -
La falta de agua potable obligó a las autoridades a aplazar el inicio del año escolar del miércoles al jueves en más de 1.500 escuelas públicas.
También están bajo presión por la cercanía del carnaval más famoso del mundo, dentro de dos semanas, que atraerá a unos dos millones de turistas.
"Sería importante que el problema se resuelva antes de carnaval. Si no, podríamos tener un carnaval con escasez de agua mineral y consumo de agua que tal vez no sea adecuada. Es un riesgo", afirma Leonardo dos Santos, un empleado bancario de 38 años, tras comprar varias botellas de agua mineral.
Cada vez es más difícil hacer reservas. Muchos supermercados se quedaron sin el producto u optaron por limitar las cantidades de venta, mientras en las calles los vendedores triplicaron el precio de una botella de 1,5 litros a seis reales (casi 1,5 dólares).
Incluso en las empobrecidas favelas se recurrió al agua embotellada.
"Aquí muchas personas están comprando agua mineral, la botella de 20 litros ya escasea en algunas tiendas", dice Helio, un habitante del complejo de favelas de la Maré, que declina dar su apellido.
- Ataques políticos -
La crisis del agua en Rio es el más reciente problema ambiental de Brasil, un país que posee la mayor reserva de agua dulce del mundo y el 60% de la selva amazónica.
Algunos ambientalistas acusan al presidente ultraderechista Jair Bolsonaro de alentar con sus políticas la deforestación.
El gobernador del estado de Rio de Janeiro, Wilson Witzel, un exaliado de Bolsonaro, enfrenta criticas similares por el manejo de Cedae y ha sido acusado por sus adversarios de desmantelar la Cedae para minar su prestigio y reforzar su propuesta de privatizarla.
La entidad que vela por el medio ambiente en Rio, Agenersa, multó esta semana a Cedae con 100.000 reales (unos 24.000 dólares) por no revelar los resultados de sus análisis sobre los niveles de geosmina en la planta de Guandu.
Cedae indicó a la AFP que había solicitado una ampliación de plazos para completar sus pruebas de laboratorio.
Aseguró no obstante que "el agua abastecida por la Cedae corresponde a los padrones exigidos por el Ministerio de Salud y es, por lo tanto, apropiada para el consumo".
Los problemas no son nuevos, dijo el biólogo ecologista Mario Moscatelli, quien insta a las autoridades desde la década de 1990 a lidiar con el gran volumen de aguas residuales que son vertidas sin tratar aguas arriba de la planta de Guandu.
"Esa situación es inconcebible, inaceptable en cualquier parte del universo", dijo Moscatelli a la AFP.
Cedae tuvo una buena noticia el miércoles, cuando las inspecciones sanitarias determinaron que el misterioso detergente encontrado en la planta de Guandu no excedió los niveles aceptables.
Pero eso no bastó por calmar las angustias de los cariocas, que enfrentan la situación con bromas en las redes sociales.
"Witzel encontró un modo 'inteligente' de limpiar el agua y resarcir a los consumidores. Lanzó detergente al agua", escribió un usuario de Twitter.
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