/ jueves 6 de abril de 2023

83 días de agonía extrema vivió Hisashi Ouchi

Este hombre recibió la mayor cantidad de radiación en la historia, su piel y músculos se caían a pedazos

Hisashi Ouchi es el nombre del hombre que ha recibido la mayor cantidad de radiación en la historia, sufrió por 83 días mientras su piel y músculos se caían a pedazos, con el ADN destrozado y experimentando múltiples hemorragias internas, incluso llegó a llorar sangre, implorando que lo dejaran morir.

Actualmente tiene el récord por la muerte más lenta y dolorosa jamás documentada, la historia comienza una mañana del 30 de septiembre de 1999, Hisashi Ouchi se encontraba trabajando en la compañía de combustibles nucleares de Japón, junto a su compañero Masato Shinohara, él se encontraba vertiendo una solución de óxido de uranio en ácido nítrico a un tanque de sedimentación para crear combustible, el problema es que ambos no se encontraban calificados para realizar esta tarea ni utilizaban el equipo de protección necesario. Explicado de otra forma, ellos tenían que usar un recipiente de poco más de 2 kg de uranio pues estaban utilizando un balde de 16 kg, mientras hacían la actividad, de pronto un rayo azul iluminó toda la habitación, eso era una reacción química que había liberado una gran cantidad letal de rayos gamma y neutrones, fue así como Hisashi se convirtió en el ser humano que ha recibido la mayor cantidad de radiación de la historia.

Una persona soporta 1 milisievert de radiación al año, el milisievert es la unidad científica de medición para las dosis letales de radiación que recibe el cuerpo humano, Hisahi recibió 20 milisievert en ese accidente.

El hombre llegó inconsciente y con quemaduras al hospital, poco después despertó e incluso pudo explicar a los doctores lo que había sucedido, sin embargo las consecuencias de la radiación en su cuerpo, no tardaron, la radiación dejó su conteo de glóbulos blancos practicamente en cero por lo que las células de su cuerpo dejaron de regenerar, sus órganos internos estaban completamente dañados, su sistema inmunológico destrozado y su piel literalmente se caia a pedazos pero la tortura apenas iniciaba.

Los dueños de la compañía de combustible de Japón, sabían que si Hisashi moría, ellos enfrentarían grandes cargos por negligencia, multas millonarias e incluso un tiempo en la cárcel y esto traería como consecuencia que cerraran la planta y ese fue un riesgo que no estuvieron dispuestos a correr. Desde ese momento decidieron hacer todo lo posible para mantener al hombre con vida aún sabiendo que no había nada que hacer y que era mejor que muriera, por su parte, los doctores, apoyaron esta decisión, así podrían experimentar y estudiar los efectos de la radiación en el cuerpo humano, mientras tanto Hisashi sufría de dolor extremo, se deshidrataba porque prácticamente no tenía piel y perdía los líquidos esenciales de su cuerpo, tenía dificultades para respirara y sus músculos comenzaron a desprenderse, convirtiéndolo en casi un esqueleto, le practicaban 10 transfusiones de sangre al día, incluso los doctores decidieron inducirlo a un coma solo para ver cómo reaccionaba su cuerpo.

Con el tiempo, solo empeoraba, cada día era peor, sus intestinos tenían hemorragias constantes y dejaron de funcionar, sangraba por todas partes, los médicos empezaron a tratar de pegarle piel artificial, él les rogaba que lo dejaran morir pues cada que lo tocaban, le producían un dolor insoportable.

En el día 59 al fin el corazón del hombre se detuvo, pero los médicos lo revivieron en repetidas ocasiones, en un lapso de 50 minutos el corazón de Hisashi se detuvo 3 veces y esas mismas veces lo hicieron latir de nuevo, esto terminó por dañar por completo la sinapsis cerebral y los riñones, así que para mantenerlo con vida lo conectaron a una máquina externa, después de los 83 días más largos al fin falleció y pudo descansar en paz.

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El presidente de la planta nuclear Kenzo Koshijima y seis altos mandos de la compañía enfrentaron cargos por incumplimiento de las normas de seguridad y fueron condenados solamente a 2 y 3 años, esto porque pagaron una multa de 121 millones de dólares como compensación por los daños, no solo por los empleados que fallecieron, sino por las casi 7 mil personas que sufrieron daños, esto dejó en quiebra a la empresa y poco tiempo después cerraron y terminaron operaciones para siempre.


Hisashi Ouchi es el nombre del hombre que ha recibido la mayor cantidad de radiación en la historia, sufrió por 83 días mientras su piel y músculos se caían a pedazos, con el ADN destrozado y experimentando múltiples hemorragias internas, incluso llegó a llorar sangre, implorando que lo dejaran morir.

Actualmente tiene el récord por la muerte más lenta y dolorosa jamás documentada, la historia comienza una mañana del 30 de septiembre de 1999, Hisashi Ouchi se encontraba trabajando en la compañía de combustibles nucleares de Japón, junto a su compañero Masato Shinohara, él se encontraba vertiendo una solución de óxido de uranio en ácido nítrico a un tanque de sedimentación para crear combustible, el problema es que ambos no se encontraban calificados para realizar esta tarea ni utilizaban el equipo de protección necesario. Explicado de otra forma, ellos tenían que usar un recipiente de poco más de 2 kg de uranio pues estaban utilizando un balde de 16 kg, mientras hacían la actividad, de pronto un rayo azul iluminó toda la habitación, eso era una reacción química que había liberado una gran cantidad letal de rayos gamma y neutrones, fue así como Hisashi se convirtió en el ser humano que ha recibido la mayor cantidad de radiación de la historia.

Una persona soporta 1 milisievert de radiación al año, el milisievert es la unidad científica de medición para las dosis letales de radiación que recibe el cuerpo humano, Hisahi recibió 20 milisievert en ese accidente.

El hombre llegó inconsciente y con quemaduras al hospital, poco después despertó e incluso pudo explicar a los doctores lo que había sucedido, sin embargo las consecuencias de la radiación en su cuerpo, no tardaron, la radiación dejó su conteo de glóbulos blancos practicamente en cero por lo que las células de su cuerpo dejaron de regenerar, sus órganos internos estaban completamente dañados, su sistema inmunológico destrozado y su piel literalmente se caia a pedazos pero la tortura apenas iniciaba.

Los dueños de la compañía de combustible de Japón, sabían que si Hisashi moría, ellos enfrentarían grandes cargos por negligencia, multas millonarias e incluso un tiempo en la cárcel y esto traería como consecuencia que cerraran la planta y ese fue un riesgo que no estuvieron dispuestos a correr. Desde ese momento decidieron hacer todo lo posible para mantener al hombre con vida aún sabiendo que no había nada que hacer y que era mejor que muriera, por su parte, los doctores, apoyaron esta decisión, así podrían experimentar y estudiar los efectos de la radiación en el cuerpo humano, mientras tanto Hisashi sufría de dolor extremo, se deshidrataba porque prácticamente no tenía piel y perdía los líquidos esenciales de su cuerpo, tenía dificultades para respirara y sus músculos comenzaron a desprenderse, convirtiéndolo en casi un esqueleto, le practicaban 10 transfusiones de sangre al día, incluso los doctores decidieron inducirlo a un coma solo para ver cómo reaccionaba su cuerpo.

Con el tiempo, solo empeoraba, cada día era peor, sus intestinos tenían hemorragias constantes y dejaron de funcionar, sangraba por todas partes, los médicos empezaron a tratar de pegarle piel artificial, él les rogaba que lo dejaran morir pues cada que lo tocaban, le producían un dolor insoportable.

En el día 59 al fin el corazón del hombre se detuvo, pero los médicos lo revivieron en repetidas ocasiones, en un lapso de 50 minutos el corazón de Hisashi se detuvo 3 veces y esas mismas veces lo hicieron latir de nuevo, esto terminó por dañar por completo la sinapsis cerebral y los riñones, así que para mantenerlo con vida lo conectaron a una máquina externa, después de los 83 días más largos al fin falleció y pudo descansar en paz.

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El presidente de la planta nuclear Kenzo Koshijima y seis altos mandos de la compañía enfrentaron cargos por incumplimiento de las normas de seguridad y fueron condenados solamente a 2 y 3 años, esto porque pagaron una multa de 121 millones de dólares como compensación por los daños, no solo por los empleados que fallecieron, sino por las casi 7 mil personas que sufrieron daños, esto dejó en quiebra a la empresa y poco tiempo después cerraron y terminaron operaciones para siempre.


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