El COVID-19 ha sumido al mundo del tenis en un caos y numerosos jugadores consideran que ya se debería dar por acabada la temporada 2020, pero organizadores e instancias siguen estudiando posibles escenarios para reanudar la actividad.
Con la cancelación el miércoles de Wimbledon y de la temporada de hierba, los circuitos masculino (ATP) y femenino (WTA) están suspendidos hasta el 13 de julio... por el momento.
El US Open se mantiene por ahora en las fechas previstas (del 31 de agosto al 13 de septiembre), pero la Federación Estadounidense de Tenis (USTA) ya ha advertido que se prepara "para todas las eventualidades", en un momento en el que Nueva york se ha convertido en el epicentro de la pandemia en EEUU.
El primero en mostrarse extremadamente pesimista fue el número uno mundial Novak Djokovic, incluso ya a mediados de marzo, cuando la epidemia por el nuevo coronavirus pasó a ser calificada como pandemia.
"Honestamente, desconozco si podemos jugar en Miami ni en ningún otro hasta la final de la pandemia", declaró tras la anulación de Indian Wells (California), anunciando su regreso a Europa sin esperar la decisión del torneo de Florida.
El prodigio estadounidense Coco Gauff también aventuró un final prematuro de la temporada. "Me he mentalizado que ya no volveremos a jugar este año (...) para dejar de darle vueltas a la cabeza", declaró la joven en Instagram.
Wild y Svitolina, los últimos
La francesa Amélie Mauresmo tampoco es optimista: "No vacuna = no tenis", tuiteó la exnúmero 1 mundial, ahora entrenadora.
A día de hoy, el último ganador de un torneo masculino es el brasileño Thiago Wild, que el 1 de marzo se impuso en el ATP 250 de Santiago. En categoría femenina, fue la ucraniana Elina Svitolina la que se llevó la última prueba WTA, el Torneo Internacional de Monterrey, el 8 de marzo.
Para Roger Federer, que se recupera de una artroscopia en la rodilla, la anulación de los torneos durante su convalecencia ha sido una bendición, porque se han congelado los puntos ATP que le hubiesen hecho caer de la jerarquía del tenis, pero la cancelación de la temporada estival supone un contratiempo.
No podrá acudir a los Juegos de Tokio, donde aspiraba a ganar el único gran título que le falta, el oro en simples. Y tampoco tendrá la ocasión de sumar un 21º Grand Slam en Wimbledon, donde ganó ocho veces.
¿Anular la temporada?
Además de la reprogramación de Roland Garros al otoño (boreal), las instancias tratan de salvar aquello que aún sea posible.
"Esto va más allá del juego. Hay que salvar los muebles y pensar en los jugadores para quienes esto es su subsistencia", destacó a la AFP Gaëtan Müller, organizador de los torneos ATP y WTA de Lyon.
"Yo veo más bien que la temporada pueda volver a empezar en septiembre" y acabar "el 15 de diciembre en lugar del 15 de noviembre", imagina Jean-François Caujolle, patrón del torneo de Marsella.
Según su plan, y porque "no imagino tampoco que la temporada americana pueda celebrarse", incluido el US Open, habrá la posibilidad de meter un torneo de tierra batida preparatorio de Roland Garros, como Madrid por ejemplo.
"Eso sería una posibilidad", admite el organizador del Masters 1000 de la capital española Gérard Tsobanian en L'Equipe.
Con una temporada tan mutilada, Caujolle estima también que el tradicional Torneo de Maestros que reúne cada final de año a los ocho mejores tenistas de la temporada, "no tendrían legitimidad" y que su cancelación permitiría "abrir dos semanas de más para recolocar otros torneos".
Por otro lado, Tsobanian insta a definir "una fecha tope" a partir de la cual "la ATP y la WTA decreten una temporada en blanco", con final el 31 de diciembre de 2019 y reanudación el 1 de enero de 2021.
No es seguro que Novak Djokovic, presidente del consejo de jugadores, acepte esta propuesta que le supondría la retirada de su 8º título del Abierto de Australia ganado en febrero, el 17º 'grande' en el palmarés del serbio, que ambiciona superar el récord de Federer.