Nacido en el mero centro de Querétaro en la calle de Arteaga número 1, esquina con Juárez, Pablo Jiménez Pérez creció en una familia de abogados egresados de la UAQ, su abuelo es filósofo del Panteón de los Queretanos Ilustres, Antonio Pérez Alcocer filósofo de la UAQ, una familia purista totalmente queretana.
Su misión parecía una locura pero para Pablo era un reto personal que tenía en su mente desde mucho tiempo atrás, se convirtió en el primer queretano en conquistar el punto más alto del mundo, el Monte Everest.
“Es un sacrificio personal, físico y mental, algo que conlleva mucha dedicación y compromiso, al no rendirte porque muchas veces tu cuerpo dice ya me quiero regresar, es una gran fuerza de voluntad para poder lograr esa maravilla, gracias a Dios he tenido otras experiencias, me eché 66 días en un barco y eso me ayudó con esta expedición que duró casi 40 días”, dijo.
EL MIEDO
El estar ahí expuesto a todos los riesgos que conlleva subir a la cima no es fácil, Pablo temió por su vida en muchas ocasiones y describió el estar a esa altura como “algo de otro planeta”.
“Muchos días sentí miedo, el campo base está a 5,300 metros que es casi lo del Pico de Orizaba, entonces tienes días buenos y días malos, si comes mucho la sangre se te va al estómago, tu oxigenación es menor entonces tienes taquicardia y sentí más miedo a partir del campo tres a partir de los 7,500 metros que es como si estuvieras en otro planeta, nadie puede llegar a rescatarte”.
SU PREPARACIÓN
Es un atleta desde muy pequeño, practica varios deportes entre ellos el gimnasio y el tenis, pero el tema físico es igual de importante que el mental y le llevó seis meses poder estar en comunión para lograr esta hazaña.
“Gracias a Dios llevo ocho años yendo al gimnasio, juego tenis y por supuesto que se necesita estar físicamente bien y poder llevar tus pulsaciones a 180 porque en la montaña se te suben mucho las pulsaciones y tienes que aprender a llevar tu corazón a eso, porque te puede dar un infarto, yo me preparé seis meses física y mentalmente”.
A diferencia de lo que todos puedan pensar, llegar a la cima fue todo un logro, pero Pablo pensaba más en la preocupación de bajar sano y salvo después de su hazaña.
“Cuando llegué a la cima lo primero que pasó por mi mente fue regresar, si te soy honesto quería regresar, llego a la cima la veo, me toco la frente y digo: ay caray dónde estoy, ahora se me viene el regreso, porque sufrí mucho para llegar pero también es regresar y le pedí mucho a Dios que me diera fuerzas para regresar, y cuando estaba allá arriba solo pensaba en esa gran misión”.
EN CORTO
- Pablo César Jiménez Pérez
- 27 años
- Abogado
- Primer queretano en conquistar el Everest
- 38 días de expedición
- 8,848 metros de altura del Monte Everest