“Me siento muy orgulloso de tener mi propia personalidad, que en los tiempos que corren es muy difícil. Me siento orgulloso de ser fiel a mi propio estilo”.

Andy Cartagena, que ha escogido a Querétaro para fincar su residencia durante toda su temporada mexicana, acaba de bajar de uno de los caballos de su cuadra, que con otros tres han sido los protagonistas de un entrenamiento previo a su presencia, el próximo 25 de diciembre, durante la tradicional corrida de Navidad, en la plaza Santa María. Ha sido en la placita de tientas de la preciosa hacienda de Ajuchitlancito, propiedad de Nicolás González, donde ha lidiado a caballo una becerra y dos vacas.

“Sí, esta etapa del rejoneo que vivimos ahora misma es muy importante”, reconoce ante la pregunta de su perspectiva sobre el momento actual; “hay mucha competencia, y todo mundo quiere estar en los primeros lugares. Lo bonito de esta profesión es que haya competencia y que la afición lo disfrute”.

Lo asegura quien ha salido diez veces por la puerta grande de Las Ventas madrileña, el coso taurino más importante del mundo, y quien ha lidiado, apenas la temporada anterior, al único toro para rejones indultado en la monumental Plaza México.

“A lo largo de la carrera siempre se queda uno con muchos recuerdos”, sentencia quien también ha encabezado, varias temporadas europeas, el escalafón entre los toreros de a caballo. “Tengo recuerdos muy bonitos de Madrid, donde siempre desee torear desde que empezaba y donde triunfar ha sido para mí un sueño, pero también de plazas a las que le tengo mucho cariño, como Murcia, o como Alicante, mi tierra. Ahora, que lo de La México, donde he podido ser el primer rejoneador en indultar un toro, queda para mi currículum y para mi satisfacción personal”.

A la sombra de uno de los pasillos interiores de la hacienda, todavía enfundado en su playera tipo “Polo” y sus pantalones de montar, no niega la ilusión que le causa estar anunciado en la plaza de la ciudad que ha escogido para vivir, y en una fecha tan significativa como la del 25 de diciembre. “Cuando me presenté fue una tarde muy bonita y corté tres orejas”, recuerda; “espero que embistan los toros, que ayuden y se dé todo, porque por mí no va a quedar; no voy a escatimar esfuerzos”.

Antes de su compromiso en la Santa María, Cartagena está anunciado en Calvillo y en Tlaquepaque, gracias a los oficios de su apoderado en México, el matador de toros en retiro Arturo Gilio, de quien el rejoneador asegura: “Estoy muy a gusto de cómo lo está haciendo”.

Este año se están viendo algunos elementos nuevos en la cuadra del torero nacido en Benidorm, que se combinan con caballos ya conocidos de la afición mexicana. “Hay novedades importantes, como Cafetero, un caballo que tiene mucho temple, con mucha verdad y que le puede mucho a los toros”, asegura de un jamelgo negro y precioso que acababa de montar, precisamente, en esta práctica de Ajuchitlancito. Menciona también a Gorrión y a Barón, y a los más famosos y veteranos, figuras ya de su cuadra, como Picasso, Tequila o Dago.

“Aquí me siento como si estuviera en casa. Creo que en México a la afición le gusta mi forma de interpretar el toreo”, dice ya como firma a nuestra breve charla. “Sí, aquí me tratan muy bien y me siento muy a gusto”.