La seguridad a todo lo que da, incluso mejor que cuando había partidos con público, seguridad privada y estatal resguardaron el Corregidora este 5 de marzo, a un año de la trágica confrontación entre aficionados de Gallos y Atlas, un recuerdo que debe quedar en el olvido.
Sin duda fue un año muy difícil para aficionados, jugadores, directiva y para la ciudad en general, el estigma que quedará de los queretanos ante el resto del país será difícil de erradicar, una triste situación que por la culpa de unos cuantos, acaban pagando todos los aficionados queretanos.
Ante Toluca, un rival de gran peso, acabó un año de pérdidas económicas para el Club y la ciudad, acabó un año en el que Gallos vivió su propia pandemia al jugar a puerta cerrada, un año que deportivamente también ha sido de las peores en la historia del Club.
Ya no parecía tan extraño para los que asistimos al estadio cada partido para realizar nuestro trabajo, ver las gradas vacías, ya parecía normal no escuchar los cánticos de los aficionados, en cambio se escuchaban las voces del partido, los gritos de los técnicos y un tremendo silencio que por momentos incomodaba a los presentes.
Hoy la historia del equipo está manchada en sangre, que afortunadamente no cobró vidas pero sí múltiples lesionados, imágenes brutales que son difíciles de relatar y que aún se tienen recuerdos de ese terrible partido, un episodio que pudo prevenirse.