Parece que después de muchos intentos, la gente entendió y se solidarizó con su Selección. Y es que esta noche, durante el partido contra Panamá, los aficionados mexicanos se abstuvieron del famoso grito en contra del portero rival a la hora de festejar, ese que –con razón o no- la FIFA tachó de homofóbico.
Durante la semana anterior, la Federación Mexicana de Futbol en colaboración con representantes de algunos medios de comunicación, lanzaron una campaña en la que llamaron a los hinchas a hacer conciencia sobre las consecuencias que seguir con el célebre grito podría acarrear, por lo que los invitaron a no afectar al Tricolor.
Desde el primer tiempo, cuando Luis Mejía se disponía sacar de arco, la gente guardó silencio o simplemente le silbó, en su gran mayoría. Muy contados le gritaron “puto”, en realidad sus voces eran prácticamente imperceptibles, por lo que el partido pudo continuar sin problema alguno.
De tal forma, en Santa Úrsula pusieron el ejemplo de cómo sí se puede apoyar a México sin ofender al rival. Habrá que ver si en encuentros de mayor relevancia se mantiene este mismo comportamiento.
Las anotaciones del encuentro fueron por conducto de Roberto Alvarado después de una gran jugada personal en el área, pero Carlos Salcedo le dio el empate a Panamá con un autogol tras un error en la salida de México que culmina con un centro retrasado que Salcedo empujó a sus propias redes, pero los encargados de cerrar el triunfo fueron José Juan Macías y Rodolfo Pizarro.