En el pasado, las transmisiones de los Juegos Olímpicos solían decepcionarnos al no satisfacer plenamente a la audiencia. Los eventos se limitaban a una selección reducida, las pausas comerciales eran frecuentes y la experiencia para los televidentes era insatisfactoria, con pocas transmisiones en vivo.
Sin embargo, los Juegos Olímpicos en París marcaron un cambio significativo. Se aprovechó al máximo el potencial de las plataformas de streaming, y a pesar de la diferencia horaria considerable con la sede, muchos espectadores pudieron seguir las competiciones en tiempo real. Los resultados y momentos destacados se compartieron ampliamente en redes sociales, permitiendo que el público estuviera al tanto de lo más relevante.
Las y los televidentes ahora tenían la libertad de elegir qué ver y cuándo hacerlo, adaptando la programación a sus horarios y, si optaban por ver retransmisiones, podían adelantar los comerciales.
Las plataformas en línea enriquecieron aún más la experiencia. TikTok lanzó un centro dedicado a los Juegos Olímpicos, ofreciendo un gran volumen de contenido. La cuenta de Instagram @olympics proporcionó una visión de los preparativos detrás de escena antes de la inauguración. En México y América Latina, Claro Sports ofreció la cobertura de expertos en casi todas las disciplinas y tuvo una presencia destacada en X y Facebook. Google, por su parte, presentó resultados en vivo, ceremonias de medallas y aspectos destacados en los resultados de búsqueda. Además, el Comité Olímpico Internacional redujo las restricciones para que las y los atletas pudieran usar sus redes sociales, permitiéndonos ver los eventos desde una perspectiva más personal y directa.
Esta cobertura multiplataforma sin duda enriqueció la experiencia del público y revitalizó las transmisiones olímpicas, brindando una nueva dimensión a la manera en que seguimos y disfrutamos de los Juegos, será muy interesante ver cómo es la experiencia dentro de cuatro años.
*Directora del programa de Comunicación, Tec de Monterrey Campus Querétaro