Un aspecto que preocupa demasiado a los entrenadores y preparados de los futbolistas durante el tiempo de confinamiento es su salud mental, por encima a veces de su estado físico. Y una de las razones se debe a la crisis económica provocada por el COVID-19 que ha aumentado el número de casos de ansiedad en este colectivo.
Los futbolistas son humanos y cómo tales tienen las mismas preocupaciones que sus semejantes cuando una pandemia de la envergadura del COVID-19 afecta a la mayoría de la población.
Por lo tanto los futbolistas profesionales no están al margen de los problemas derivados del coronavirus y, en muchos casos, la crisis económica y las dudas sobre su futuro profesional les afecta en los días de confinamiento.
Esta situación de incertidumbre que afecta al fútbol profesional, y a la totalidad de los deportes, inquieta a la Federación Internacional de Futbolistas Profesionales (FIFPro), un organismo que trabaja en nombre de 65.000 futbolistas, repartidos entre 65 sindicatos nacionales de todo el mundo.
Desde este organismo explican que la crisis sanitaria ha aumentado en gran medida los casos de ansiedad entre los futbolistas profesionales, afectados por recortes salariales y preocupados por el futuro al que deberán enfrentarse tras el confinamiento.
Muchos de ellos con sus contratos a punto de expirar y sin saber si sus clubes les renovarán u otros equipos podrán ficharlos. Bajo este panorama, desde la FIFPro han creado programas de ayuda a los profesionales del fútbol para que durante el confinamiento se cuide tanto la salud física como la mental.
“Si te sientes preocupado, es sumamente importante que comuniques a alguien cómo está tu ánimo, ya se trate simplemente de charlar con un amigo o de buscar ayuda clínica”, propone Michelle Evans, Responsable de Bienestar del Sindicato PFA de Escocia, una de las primeras asociaciones de futbolistas que han prestado ayuda a sus asociados.
“Los futbolistas pueden verse sobrepasados por problemas económicos, pues muchos clubes estudian la forma de reducir salarios y esto afecta a sus familias, su sustento y compromisos financieros, tales como una hipoteca o el préstamo para un coche”, explica Evans.
“También están preocupados por su futuro: ¿mantendré mi trabajo?’, insiste el Responsable de Bienestar del PFA escocés.
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