Ignacio Anaya Lara es uno de los máximos representantes de la charrería en el municipio. Pertenece a la Federación Mexicana de Charrería y da clases en su rancho "Loma de Guadalupe", junto con su hijo Jesús Anaya y en el Colegio Constituyentes de Querétaro.
Inició como charro en los Regionales de San Juan del Ro en los años 70´s, aunque sus padres, J. Guadalupe Anaya Fuentes, y Gertrudis Lara Mondragón, no lo querían dejar por los riesgos que representaba, al final pudo más su voluntad. Ahí conoció a Gabriel y a Joaquín Valenzuela, quienes le dieron la oportunidad de entrar en el considerado deporte nacional.
"Estuve en los equipos Sanjuanense de charros, Luis G. Inclán, Regionales de Nopala y hasta en Dos Bocas, Tabasco. Después me fui a Chiapas y trabajé como instructor, pero en los 90´s regresé a San Juan del Río, pues mi papá estaba muy enfermo, y me quedé aquí".
Se casó con Martha Patricia Barrón Vázquez, y tuvo 3 hijos, Ignacio, Jesús y Joel. Todos aprendieron el arte de la charrería y ahora sus nietos también lo practican.
LA CABALGATA DE LA AMISTAD
Nacho Anaya organizó la Cabalgata de la Amistad por más de 20 años en San Juan del Río. En ese entonces, la duración de la cabalgata era de dos horas, y el final del recorrido era el Lienzo Charro "Salvador Gómez Centeno".
"Salíamos de La Venta, recorríamos la Avenida Juárez y se pasaba por el lienzo charro, ahí se presentaba el espectáculo Pedro Domecq. Los jinetes daban una vuelta al ruedo y se acababa el recorrido. Cuando llegábamos, ya estaba lleno el lugar, y la gente esperaba muy contenta a los cabalgantes".
Participaba toda la gente que andaba a caballo, escaramuzas, charros, equipos de equitación y de polo, las asociaciones del estado y sus reinas, el presidente de la unión, y la gente que andaba a caballo de todas las comunidades. De igual forma asistían jinetes de estados cercanos como Hidalgo, Michoacán, Guanajuato y Ciudad de México.
"Se les pedía que trajeran su estandarte para que la gente supiera de donde venían. Se entregaban invitaciones personalizadas que se entregaban a las cabezas de grupos, y que venían firmadas por el presidente municipal y por el representante de la feria. Llevábamos música de mariachi y banda en plataformas, para que no fueran caminando, y se daban premios a los participantes. Y al final se hacía la comida frente al restaurante de La Vaca".
Nacho Anaya recuerda que la cabalgata se organizaba con dos meses previos a la inauguración de la feria. Se usaba gente de seguridad, médico veterinario y se buscaba que hubiera orden, evitar accidentes y que asistiera mucha gente.
"Tengo un récord personal de 1460 personas montadas. Me gustaba que venían muchos charros y adelitas, lo que le daba mayor presencia al evento. Para mí era una satisfacción escuchar a la gente que decía que bien nos atendieron. Se mantiene una relación muy personal con los invitados y por lo mismo, hay que tener credibilidad en las palabras. Aunque no haya nada escrito. Esas fueron las enseñanzas de mi padre, y me decía cuando prometas algo, cúmplelo, para que tengas credibilidad y que sepan que eres serio".
Para Don Nacho, es importante invitar a la gente a que vaya a la cabalgata con sus familias, a que la disfruten porque es un espectáculo muy bonito que solo se hace una vez al año.
"En las comunidades la gente vendían la puerca o la vaca, para comprarse el pantalón o sombrero nuevo, y darle de comer al caballo para que estuviera bonito, y la gente se emocionaba, lo que valía mucho para mí porque tenían la ilusión de estar en la fiesta porque estaban invitados".
EL USO DE LAS ANTIGUAS CARRETAS
Nacho Anaya es dueño de tres carretas antiguas, dos metálicas y una de madera, que suele rentar para eventos especiales como cabalgatas, XV años, bodas o desfiles, que no cualquier caballo la puede manejar.
"Actualmente, tenemos un caballo tordillo, que se entrena específicamente para que jale la carreta. Se debe amansar y educar, acostumbrarlo al ajuar, que no se asuste con los ruidos y que se acostumbre a la cercanía de la gente y a otros factores".
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En la carreta caben 2 personas y el chofer, quien siempre va vestido de charro, como dictaba la tradición antigua. Nacho Anaya tiene un remolque especial donde carga el caballo y la carreta, que se adorna con flores en la parte lateral y por detrás.
"Estamos valorando si participamos este año, es una ilusión muy personal que vayan mis hijos, mis nueras, mis nietos y mi esposa, los más chiquitos en una carreta y los más grandes a caballo. Es una de las tradiciones más bonitas de San Juan del Río".