/ miércoles 2 de agosto de 2023

Susana Corcuera debate la complejidad del libre albedrío en nueva novela

Además de esta novela, la escritora tiene otras publicaciones literarias que van desde la novela, cuento corto, cuento infantil, antología, etcétera.

Posiblemente la lección más difícil de asimilar es la de aprender a respetar la libertad de otras personas, eso es lo que principalmente Susana Corcuera, escritora y traductora, pretende discutir en su novela "Luciérnagas".

Luciérnagas pretende poner a reflexionar al lector sobre el libre albedrío y su compleja implicación dentro de las relaciones humanas. La historia se sitúa en dos sitios totalmente opuestos: Toulouse, la capital de la región de Occitania al sur de Francia; y Luciérnagas, una hacienda ficticia ubicada en Yucatán que posee un pasado marcado por la violencia, esclavitud y maldiciones.

Todo se desarrolla luego de que Thierry, un joven que proviene de una familia adinerada, decide dejar todo los lujos en su vida y convertirse en un vagabundo. Su decisión daría inicio al martirio de su madre, Isabel, quien emprende un viaje al pasado con la finalidad de repasar sus pasos y descubrir en dónde fue que se “equivocó” y provocó el “descarrilamiento” de su hijo.

En 208 páginas, los personajes y el lector compartirán un espacio de reflexión y de autoconocimiento para finalmente develar la complejidad de las relaciones interpersonales. En una entrevista con la escritora para DIARIO DE QUERÉTARO, se profundizan en éstos aspectos de la novela.

¿Qué fue lo que te inspiró a escribir esta novela?

Hace algunos años conocí a un vagabundo y él era encantador. Era muy amable, guapo y muy joven, podía haber sido uno de mis hijos. Obviamente se veía que no se bañaba tan seguido, pero no se veía loco o drogado o cualquier otro de los prejuicios que pudieran existir sobre los vagabundos.

Rompió por completo el imaginario que tenía de las personas en su situación y en algún punto lo vi con su mamá. Ella era una mujer sumamente elegante, del tipo que resalta a donde sea que vaya. Al ver a ese par yo misma me pregunté, bueno pero ¿qué pasó aquí? ¿Por qué un hombre así terminó convirtiéndose en un vagabundo?

Ese tipo de preguntas me hicieron incursionar en la novela. Claro, sólo ese acercamiento he tenido con un vagabundo, pero me dejó una impresión enorme en mi forma de pensar o ver el mundo, me hizo darme cuenta de mis propios prejuicios.

¿Cuál es el mensaje que usted quisiera transmitir con la historia?

Creo que lo que quise expresar con la novela es que a veces las personas somos controladoras. Queremos que el resto piense como nosotros, que compartan las mismas creencias religiosas, la misma orientación sexual, el mismo partido político. O cuando nacen buscamos que tengan un trabajo estable de 9 a 5 y que siga nuestros planes; sin embargo, así no es el mundo.

Hay muchísima gente que dice ‘yo soy distinto’, ‘yo no quiero esto’, ‘no me quiero adaptar’. Hay situaciones complejas como la de juzgar a un asesino, ¿verdad? Pero sí creo en eso de que la libertad acaba donde empieza la del otro y que hay límites y un tipo de contrato social que se tiene que respetar. Eso es lo que principalmente quise dar a entender con la novela, que si alguien está realizando algo que puede que no nos guste, en vez de emitir juicios a priori, qué tal si de verdad los volteamos a ver.

¿Qué es lo que le ha dejado este proyecto literario?

Me dejó una enorme satisfacción el haber realizado este libro. No lo volvería a leer porque qué miedo, ¿no? De seguro encontraría mil errores o ese tipo de cosas pero fue un texto que corregí mucho, la leí dieciocho mil veces y el resultado me gustó. Me encantó cómo fluye, me gustó mucho el tema, me encariñe con los personajes y me dejó realmente contenta.

Los personajes resultaron ser seres muy muy vivos y los lugares en los que viven también, así que realmente fue algo sumamente satisfactorio.

De momento sólo estamos en la promoción de medios y tendremos algunas presentaciones en Guadalajara, otra en la Ciudad de México y solo queda ver qué más resultará.

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Susana Corcuera posee una significativa trayectoria como traductora de inglés y francés. Ha colaborado para La Jornada Semanal, Parteaguas, Letras Libres y Voces México. Entre sus publicaciones se encuentran los títulos: “Llegó oscura la mañana”, “El huésped silencioso y otras historias”, “A machetazos”, “Memorias de las manos” y “Como si no existieras”.

Posiblemente la lección más difícil de asimilar es la de aprender a respetar la libertad de otras personas, eso es lo que principalmente Susana Corcuera, escritora y traductora, pretende discutir en su novela "Luciérnagas".

Luciérnagas pretende poner a reflexionar al lector sobre el libre albedrío y su compleja implicación dentro de las relaciones humanas. La historia se sitúa en dos sitios totalmente opuestos: Toulouse, la capital de la región de Occitania al sur de Francia; y Luciérnagas, una hacienda ficticia ubicada en Yucatán que posee un pasado marcado por la violencia, esclavitud y maldiciones.

Todo se desarrolla luego de que Thierry, un joven que proviene de una familia adinerada, decide dejar todo los lujos en su vida y convertirse en un vagabundo. Su decisión daría inicio al martirio de su madre, Isabel, quien emprende un viaje al pasado con la finalidad de repasar sus pasos y descubrir en dónde fue que se “equivocó” y provocó el “descarrilamiento” de su hijo.

En 208 páginas, los personajes y el lector compartirán un espacio de reflexión y de autoconocimiento para finalmente develar la complejidad de las relaciones interpersonales. En una entrevista con la escritora para DIARIO DE QUERÉTARO, se profundizan en éstos aspectos de la novela.

¿Qué fue lo que te inspiró a escribir esta novela?

Hace algunos años conocí a un vagabundo y él era encantador. Era muy amable, guapo y muy joven, podía haber sido uno de mis hijos. Obviamente se veía que no se bañaba tan seguido, pero no se veía loco o drogado o cualquier otro de los prejuicios que pudieran existir sobre los vagabundos.

Rompió por completo el imaginario que tenía de las personas en su situación y en algún punto lo vi con su mamá. Ella era una mujer sumamente elegante, del tipo que resalta a donde sea que vaya. Al ver a ese par yo misma me pregunté, bueno pero ¿qué pasó aquí? ¿Por qué un hombre así terminó convirtiéndose en un vagabundo?

Ese tipo de preguntas me hicieron incursionar en la novela. Claro, sólo ese acercamiento he tenido con un vagabundo, pero me dejó una impresión enorme en mi forma de pensar o ver el mundo, me hizo darme cuenta de mis propios prejuicios.

¿Cuál es el mensaje que usted quisiera transmitir con la historia?

Creo que lo que quise expresar con la novela es que a veces las personas somos controladoras. Queremos que el resto piense como nosotros, que compartan las mismas creencias religiosas, la misma orientación sexual, el mismo partido político. O cuando nacen buscamos que tengan un trabajo estable de 9 a 5 y que siga nuestros planes; sin embargo, así no es el mundo.

Hay muchísima gente que dice ‘yo soy distinto’, ‘yo no quiero esto’, ‘no me quiero adaptar’. Hay situaciones complejas como la de juzgar a un asesino, ¿verdad? Pero sí creo en eso de que la libertad acaba donde empieza la del otro y que hay límites y un tipo de contrato social que se tiene que respetar. Eso es lo que principalmente quise dar a entender con la novela, que si alguien está realizando algo que puede que no nos guste, en vez de emitir juicios a priori, qué tal si de verdad los volteamos a ver.

¿Qué es lo que le ha dejado este proyecto literario?

Me dejó una enorme satisfacción el haber realizado este libro. No lo volvería a leer porque qué miedo, ¿no? De seguro encontraría mil errores o ese tipo de cosas pero fue un texto que corregí mucho, la leí dieciocho mil veces y el resultado me gustó. Me encantó cómo fluye, me gustó mucho el tema, me encariñe con los personajes y me dejó realmente contenta.

Los personajes resultaron ser seres muy muy vivos y los lugares en los que viven también, así que realmente fue algo sumamente satisfactorio.

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Susana Corcuera posee una significativa trayectoria como traductora de inglés y francés. Ha colaborado para La Jornada Semanal, Parteaguas, Letras Libres y Voces México. Entre sus publicaciones se encuentran los títulos: “Llegó oscura la mañana”, “El huésped silencioso y otras historias”, “A machetazos”, “Memorias de las manos” y “Como si no existieras”.

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